Capítulo diecinueve: Código Azul

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Nunca imaginé trabajar de la mano con un Silente por un mismo objetivo, mucho menos cuando ese objetivo es salvar la vida de otro de ellos. Con John haciendo la mayor parte del trabajo, conseguimos meter a Jack en la parte trasera de su auto y traerlo hasta el hospital. A pesar de que Bush insistió en que debía quedarme en mi casa, me negué a separarme de Mathews hasta ver que estuviera a salvo.

Apenas llegamos al centro médico volvieron a coser las heridas de Jack y nos aseguraron que estaba fuera de peligro. El que se desmayara no se debió a la pérdida de sangre ni al golpe en la cabeza, sino más bien a un colapso nervioso. Aun así, pidieron que se quedara en observación y le administraron algunos medicamentos para el dolor. Permanece inconsciente, su semblante está tranquilo. John y yo nos quedamos en la habitación cuidando que su respiración no pierda el ritmo. Me quedo junto a la cama de hospital y él en el sofá, observando cómo su pecho sube y baja.

Trato de concentrarme en el sonido del electrocardiograma, constante y regular. La puerta cerrada bloquea un poco del ruido del exterior, en donde aún hay bastante movimiento debido a que todos los que resultaron heridos en las explosión fueron traídos hasta aquí. Comienza a amanecer y las noticias cubren los sucesos culpando a una fuga de gas que terminó en un trágico final. Gracias a la evacuación, las bajas no fueron tantas como yo esperaba, pero aun así cada persona que perdió la vida hace unas horas deja su peso en mi conciencia. En su mayoría fueron Silentes que se aseguraban de no dejar a nadie atrás.

Estoy abrumada, no consigo decidir si es o no prudente hablar con Ali acerca de que al momento de mi llegada el lugar estaba siendo desalojado. No quiero volver a decepcionarlo, no quiero que termine por perder la poca confianza que aún me tiene. Lo natural sería que lo reportara de inmediato, pues lo único que puede significar es que hay otro soplón entre nosotros y está más cerca de lo que es prudente. Mi identidad y la de Brian están comprometidas, pero advirtió a los Silentes acerca del explosivo. No puedo evitar pensar que salvaré muchas vidas si dejo que siga trabajando a nuestras espaldas, pero las consecuencias que eso traería podrían ser fatales para mí, para Brian y probablemente para más de nuestros agentes. ¿Sería una buena idea investigar por mi cuenta? Podría no correr con tanta suerte si me descubren de nuevo, pero si ese traidor está tan cerca como para advertirle a los Silentes sobre el explosivo, pero no ha abierto la boca con más información, entonces es cauteloso y más listo que los anteriores.

Observo a John por breves instantes mientras cruza por mi mente el pensamiento de que si hubiera atinado a su cabeza el albergue seguiría en una pieza. No debía morir tanta gente. Él era el objetivo, no Silverman. La peor parte es que, al Ian haberse sacrificado frente a sus narices, él también es consiente de que no debería estar sentado en ese sofá. Sus ojos no muestran furia, si no una intensa pena. Miro su piel casi intacta y recuerdo que sus escasas heridas se deben a que estaba en el suelo viendo morir a una de las personas que más amaba entre sus brazos. Yo se lo arrebaté.

Las palabras se atascan en mi garganta al querer ofrecerle mis condolencias. ¿Con qué cara podría mirarlo a los ojos y decirle lo mucho que lamento su pérdida? ¿Cómo podría ofrecerle apoyo cuando yo fui quien tiró del gatillo? ¿Cómo podré hacerlo cuando Jack despierte?

—Iré por café —anuncio poniéndome de pie—. ¿Quieres que te traiga algo?

—Americano estaría bien —responde John cansado—. Gracias.

Asiento sin decir otra palabra y salgo de la habitación. Me encuentro con doctores y enfermeros moviéndose con prisa de un lado a otro. Que haya personas sin hogar heridas complica la atención al no contar con un historial médico. En mi camino a la máquina expendedora consigo ver a los pacientes cuyas puertas no han sido cerradas. Reconozco algunos rostros por la visita que hice al albergue, pero uno en especial llama mi atención.

Eres Mi MisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora