Capitulo nueve: Patada

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Nuestro segundo reporte fue mucho mejor que el primero. Dos semanas en este lugar y yo no solo he conseguido acercarme de manera exitosa a Jack, sino también a otros dos agentes más de quienes descubrimos su identidad. Como estaba previsto, mientras yo «dormía» Jack registró toda la casa, cada habitación. No pudo encontrar nada, por lo que ahora tengo su confianza. Como cereza del pastel, está el hecho de que activé la ubicación en su celular, el cual la organización ya tenía en la mira. Es cuestión de tiempo para que encontremos su base.

Brian y yo acordamos que omitir decir que yo me perdí en el alcohol la noche de la fiesta y que él ni siquiera se dio cuenta debido a que estaba divirtiéndose en otro lado sería lo mejor para todos. Aunque en un principio creí que Alí encontraría la manera de enterarse de lo sucedido, supe que fue la decisión correcta cuando su voz se escuchaba más que extasiada en la llamada. Nos felicitó por nuestro buen trabajo, lo que me aseguró que sigo siendo un agente útil para él.

Dejando a un lado la misión... Carajo, la fiesta fue tan divertida que incluso me sorprendo cuando el lunes por la mañana siento una punzada de emoción por asistir nuevamente a la preparatoria. A pesar de no recordar la mitad de lo que sucedió, Jack me hizo llegar bastantes fotos en las que parezco estar teniendo una gran noche. En algunas estoy compartiendo un shot con Summer, bailando entre personas que no conozco, cantando con Brian e incluso hay una en grupo con John e Ian. Sin embargo, como pasé toda la noche con el idiota, la mayoría de las fotografías son con él.

Me avergüenza de sobremanera admitir que en varias ocasiones durante el fin de semana revisé el celular únicamente para ver una imagen en la que, claramente ya muy borracha, lo estoy abrazando. Supongo que lo hice por mera curiosidad, porque no alcanzo a procesar que no sea una edición. Mis brazos están sobre su cuello y su mano en mi cintura, ambos mirando a la cámara con una gran sonrisa mientras en nuestras cabezas hay un par de sombreros rarísimos. Intenté repetir mi expresión en el espejo, pero no lo conseguí. No sé cómo hice para mostrar tanto los dientes sin parecer una maniaca.

Apenas llego a SAMOHI siento una nueva atmósfera en el lugar. Los pasillos se llenan de saludos amistosos y unos cuantos "¡Qué gran fiesta, April!" que me toman desprevenida, pero de una manera positiva. Estoy tan de buen humor que incluso tengo ganas de asistir a la clase del señor Hammet, a pesar de que solo sea un detonante de crisis existenciales. Al entrar al salón noto que John, Ian y Jack no se encuentran en el aula. En un inicio no me sorprende, pues la puntualidad no es su fuerte, pero conforme avanza el día y las clases, ellos tampoco aparecen.

Le envío a Jack un par de mensajes preguntando por qué me ha dejado sola con todo el trabajo, pero no recibe ninguno de ellos. Algo me dice que tiene que ver con su empresa familiar, pero esta vez no fue tan idiota como para dejar su celular encendido. No sirvió de nada que activara su ubicación, al menos no por ahora, pero fue un buen intento. Mi ánimo comienza a decaer cuando me veo obligada a realizar todas las actividades del día por mi cuenta, teniendo que escribir su nombre también en ellas.

Cada actividad es tediosa, aburrida y sosa. Lo único que me anima es quejarme con las parejas de Ian y John, Gregor y Mónica, a quienes también han abandonado en la clase de lenguas. Me advierten que trabajar en equipo con esos tres siempre es un suplicio, pues tienen la tendencia a faltar a clases o a hacer el trabajo por su cuenta. Mónica me confiesa que John también tiene la idea de avanzar con el temario por las tardes, pero ella no consigue seguirle el ritmo. ¿Debería fingir que estas materias son complicadas para mí también? Tal vez comprender cada tema a la primera leída no es tan común por aquí.

El día casi termina y no hay ni rastro de ellos. Lo único que queda es la clase de deportes, con la que no tengo una muy buena relación. Después del primer día, cuando dejé que Johann me ganara, se muestra superior cada segundo de la hora. Se burla de mí, me ve con soberbia y yo no puedo hacer absolutamente nada para quitarle la sonrisa del rostro. Es sumamente tedioso.

Eres Mi MisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora