Inhalo profundamente para contener el llanto. Si Ali llegase a ver una segunda lágrima recorrer mi mejilla en definitiva Brian siendo azotado sería el menor de mis problemas. Me siento aterrorizada por primera vez en muchos años, mis músculos se tensan y siento el frío sudor comenzar a correr sobre mi frente. No respondo a su pregunta pues, aunque sé que conoce la respuesta, no quiero pronunciar traición alguna. Mi silencio lo molesta, por lo que cuando regresa a mi lado me toma del cabello para hacer que me levante y darme un buen golpe en las costillas. Es más alto que yo y a pesar de su edad se conserva fuerte. Aunque asumo que le daría batalla, la sola idea de defenderme de él es risible. Levantar una mano en su contra sería visto como un golpe de estado y cubrirme como un acto de rebeldía. Por esto, cuando me lanza hacia el suelo para darme una patada permito que la punta de su zapato me impacte sin poner resistencia.
—¿En qué carajo pensaban al ir con Harrison Grey? —habla furioso, pero de alguna manera conservando la calma—. ¿Quieren verlo muerto? Porque en este preciso instante tengo a un francotirador apuntando a su cabeza, solo necesita una orden.
—No, nosotros... —Recibo otra patada que me ordena guardar silencio. No quiere oírme, solo darme una lección.
—¿Creían a caso que podían ocultarme algo a mí? —se ríe con ironía—. ¡A mí, agente!
—Claro que no. —Mi voz suena entrecortada y yo ruego que piense que es por la fuerza de sus golpes.
—Una cosa es el exceso de alcohol en las fiestas que, aunque fue irresponsable, supieron manejarlo. Soy consiente de que la misión los expone a un ambiente nuevo, pero esto... —Gruñe a la vez que vuelve a descargar su enojo contra mí. Por supuesto que supo lo de la fiesta—. ¿Qué son esas idioteces de querer fundar un centro de ayuda los necesitados? ¿Crees acaso que soy un maldito centro comunitario?
—No.
Antes ya se había molestado conmigo, pero no como ahora. Sus golpes nunca habían pasado de una bofetada o un puñetazo, sin embargo, esta vez es diferente. Cada palabra la acompaña de un impacto contra mi piel, cada uno más fuerte que el anterior. Se cerciora de que los moretones que seguramente va a dejar no sean visibles. Estoy bastante familiarizada con el dolor físico, las patadas no son lo que me hacen flaquear, sino el hecho de que sea Alí quien está propiciando la paliza. El entumecimiento punzante que comienza a recorrer mis músculos se ve opacado por el arrepentimiento y la vergüenza de haberle fallado. Es mi tutor, la persona que más se preocupa por mi integridad. Si hace esto debe ser porque lo merezco.
—Te estás volviendo débil y yo no puedo permitir que un agente Sombra sea débil — amenaza—. Lo más sencillo sería detener la misión y someterte a los entrenamientos de Ortega nuevamente, pero eso sería darte el camino fácil. Necesito que me demuestres que sigues siendo digna de tu rango.
Sus golpes al fin se detienen y yo lucho por recuperar el aire. El dolor se expande en mi pecho, abdomen y espalda, no se molestó en medir su fuerza. Aún muy serio, vuelve a sentarse a la mesa para probar nuevamente su comida. Mastica como si nada hubiese pasado mientras yo como puedo consigo arrodillarme. Lo hago lo más rápido que mi cuerpo me lo permite, pues si no demuestro fortaleza mental al menos debo soportar esto físicamente para no ser considerada inservible. No me permito alzar la cabeza, permanezco en el suelo a manera de respeto; en silencio, esperando a que él vuelva a hablar.
—Escuché que te has interesado por la filosofía —Dice—. Supongo que ya conoces entonces el dilema del tranvía.
—No —contesto apenas en un susurro.
—Un tranvía avanza sin frenos y está a punto de atropellar a un grupo de personas. Tú estás al lado del camino, teniendo al alcance una palanca que te da la opción de cambiar la dirección de la maquinaria hacia otra vía en donde solo hay una persona. ¿Qué haces? ¿Sacrificas a una persona por el bien del grupo o no intervienes?
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Eres Mi Misión
AcciónEntre la intriga y la mentira, April Smith tiene la misión de infiltrarse en la preparatoria SAMOHI para ganarse el corazón del hijo del líder de los Silentes. Un agente Sombra de su categoría jamás se atrevería a dudar de la palabra de sus superior...