Brian dijo que unos días de regreso en la base harían que mis ideas resultaran menos confusas, pero eso no pudo estar más alejado de la realidad. Trato de volver a la rutina, realmente lo hago. Me levanto temprano y asisto a todos los entrenamientos con una mente abierta, sin embargo, no resulta tan satisfactorio como antes. También participo en los talleres, cuyos retos académicos están muy por encima de los de SAMOHI. Los acertijos mentales me mantienen distraída y la fuerte actividad física sirve para aliviar el estrés, pero no terminan de llenar ese nuevo vacío que me causa estar aquí. Canalizo en cada golpe y enfrentamiento con otros agentes los pensamientos negativos, al menos eso sirve para conseguir resultados satisfactorios en mi sesión con Ortega y Alí parece complacido al ver que no estoy tan fuera de forma como él esperaba.
Una sensación extraña se apodera de mí al no reconocerme en el espejo al verme con el cabello relamido, el oscuro uniforme y tratando más de lo que debería para que mi semblante no muestre ninguna emoción. Me sienta incómodo el silencio en el comedor y es constante la tristeza por extrañar a mis amigos, a quienes solo me permiten contactar por unos minutos al día para no levantar sospechas. La base, que antes se sentía como un refugio impenetrable, ahora me acorrala como una prisión sin salida. Por mi seguridad y por la de todos los involucrados en esta maldita misión hago mi mejor esfuerzo por disimular mi incomodidad, pero aunque consiga convencer a mis superiores, interiormente sigo debatiéndome entre escapar o mantenerme leal al hombre que me vio crecer.
Aunque mis ideales comiencen a alejarse peligrosamente de los de los agentes Sombra, y por lo tanto de los de Alí, me hiere pensar que lo he decepcionado. Su mirada dejó de mostrar orgullo desde la paliza que me dio y una parte de mí aun anhela recuperarlo. Cada secreto que guardo es un paso más lejos de él, lo cual me lastima y también me asusta. En ocasiones flaqueo, considerando vulnerarme ante él y rogar para que me ayude a volver a la normalidad. Tal vez, considerando que era un riesgo considerado en la misión que exponernos afectara la química en nuestro cerebro, podría mostrarse compasivo. Sin embargo, también cabe la posibilidad de que una muestra de debilidad tan grande no pueda ser perdonada.
No puedo darme el lujo de poner a prueba si su estima por mí aun me concedería el favor de absolverme de mis faltas. Tengo que resolver esto yo misma. Además, hoy seré su acompañante en la fiesta y necesito mantenerme concentrada. Hoy debo comportarme a la altura de la agente que espera que sea.
Me dirijo al helipuerto, usando un elegante vestido negro de mangas largas con detalles de encaje y un escote asimétrico. La abertura en la pierna izquierda me da un fácil acceso al arma y cuchillos que escondo bajo mi falda. El anonimato es de suma importancia en este evento por lo que, a pesar de ya cubrir mi cara, también debo llevar una peluca. Ser rubia nunca me ha sentado bien, pero la máscara de zorro en tonos de oro y bronce con pequeñas gemas incrustadas en las puntiagudas orejas combina bastante bien. Los relieves en el metal apenas muestran mis ojos, si no fuera tan incómoda y limitante para la vista incluso diría que es mejor que el pasamontañas del uniforme. La única parte de mí rostro que queda expuesta son mis labios.
El helicóptero es elegante, muy superior en amenidades a los que usamos para las misiones. Al subir me encuentro con Alí bebiendo un whiskey en las rocas. Su traje también es negro, pero en él hay detalles pintados con un rojo oscuro que resaltan su poder y elegancia. A su lado, descansando sobre el asiento de piel, se encuentra su máscara. No me sorprende que haya elegido un lobo para esconder su rostro. La pieza es majestuosa, mucho más grande que la mía. Los colmillos afilados son intimidantes y los detalles de oro le dan un toque de astucia. Tal vez sea el alcohol, pero luce más animado de lo usual.
—Me alegra que llegara, agente —habla luego de darme permiso de tomar asiento frente a él—. Si quieres puedes servirte algo.
—Seré tu guardaespaldas. Creo que a ambos nos conviene que todos mis sentidos estén alertas.
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Eres Mi Misión
AksiEntre la intriga y la mentira, April Smith tiene la misión de infiltrarse en la preparatoria SAMOHI para ganarse el corazón del hijo del líder de los Silentes. Un agente Sombra de su categoría jamás se atrevería a dudar de la palabra de sus superior...