Una extraña nota en mi mesa hace que mi mente empiece a oscilar, nerviosa e impactada. Aprieto el papel, parece antiguo. Me atrevería a decir que parece haber sido arrancado de alguna página de la constitución estadounidense. Se ve tan arrugado y frágil como un anciano a punto de padecer.
Con la mano temblorosa y sintiendo extraños pinchazos en algunos dedos, releo la nota, tratando de entender quién anda dejando agradables mensajes siniestros a plena luz del día.
"¿Sabías que las muñecas de porcelana son más bonitas si están cubiertas de sangre?", acota la nota con extremosa frialdad.
No sé, a mi no me gusta jugar con muñecas. Prefiero los muñecos.
Seguramente fue Adrik —mi ex novio—, en uno de sus intentos de asustarme después que corté nuestra relación.
Pobrecito, no termina de aceptar que no quiero estar con él. No después de que lo descubrí besándose con otro chico en la parte trasera del gimnasio del campus universitario, en la fiesta de inicio de semestre. Después de lo que vi, me dispuse a seguir disfrutando de la fiesta, no me iba a amargar por lo que acababa de presenciar. En el trayecto de regreso, tropecé con una piedra —he de admitir que eran de las grandes— y me caí. Traté de levantarme, pero me costaba ponerme en pie.
Un chico enmascarado salió de las sombras y se acercó a ayudarme. No pronunció palabra alguna, y cuando le cuestioné al respecto, víctima de la desconfianza, él escribió en un papel, diciendo que había perdido una apuesta y debía de permanecer una semana en silencio. Me pareció demasiado extraño y me propuse que en cuanto pisara terreno seguro, me alejaría de él.
El chico me acompañó a dónde se encontraban Chyna y Yoshi y continuó toda la noche con nosotros. Me daba mala espina, pero a fin de cuentas, me había auxiliado y me sentía agradecida con él. Era alto y fuerte. Así se sintió cuando me acunó en sus brazos y me llevo de regreso con mis amistades. Su aroma me resulto adictivo y atrayente, pero no pude verle el rostro por más que lo intenté. Desapareció a medianoche como si fuera cenicienta y, al día siguiente en la universidad, todos dijeron que se trataba de Noah. Fui la sensación durante semanas, todos querían saber qué se sentía haber sido auxiliada por un fantasma. Me convertí en la actriz central de la leyenda urbana favorita de muchos.
Con respecto a lo de Adrik, no sufrí demasiado por ello. Teníamos seis meses de relación y, literalmente, fue un alivio librarme de él. Últimamente estaba paranoico y diciendo que creía que le estaban siguiendo, que se sentía observado. Eso de alguna manera le volvió celoso y demasiado posesivo. Una combinación de la que cualquiera desearía alejarse. Y eso hice. Terminé con él después de que armó un show de celos frente a mis amigos y el chico misterioso. Me acusó de infiel y de estarme acostando con el chico de la máscara. El enmascarado no tomó la ofensa demasiado bien y le dio un puñetazo que dejó a Adrik en el suelo. Los amigos de mi ex novio llegaron a buscarlo y se lo llevaron, evitando que el problema aumentara. Admito que ser defendida por el chico de la máscara se sintió demasiado bien, pero eso no sólo hacía que aumentara mi curiosidad hacia él, sino también mi desconfianza.
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La Red Prohibida ©
Teen FictionVanessa Murphy decide entrar a la parte turbia de internet, sin imaginar que esto la llevará a perder mucho más que su cordura. Seis meses después de haber entrado a la zona oscura de la red, pierde sus recuerdos y despierta en un horrible lugar. V...