Capítulo 20: La Carta De Aria

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Aarón. 

La música de la fiesta me agobiaba, los gritos y la gente borracha estaban acabando con mi paciencia. 

Después de una hora sin ganas de nada me levanté del sofá en el que me había sentado y me dirigí hacia la puerta para irme de aquella tortura que me estaba consumiendo. 

-¿Ya te vas cielo? 

Me giré para encontrarme con una chica que llevaba toda la noche coqueteándome. Todo lo que sabía de ella es que era muy guapa, pero no me interesaba lo más mínimo. No me había molestado ni en preguntar su nombre. 

-Si, estoy cansado. 

La chica se acercó a mi y comenzó a acariciar mi pecho mientras me miraba provocativa a los ojos. 

-Podemos continuar la noche en mi cuarto. Mi compañera no está. 

Me llevé la mano a la cabeza cansado, luego la aparté de mi sin ofenderla. 

-Lo siento. No quiero nada contigo. Adiós. 

Intenté sonar lo más serio posible, no quería dar pie a que pensase que me estaba haciendo el duro.

La forma en la que me había coqueteado me produjo más rechazo aún porque así hacía Aria cuando quería conseguir algo de mi. Se acercaba despacito e intentaba provocarme haciendo que su mirada y sus caricias me volviesen loco. La echaba tanto de menos. 

Subí a mi cuarto, llamé a la puerta por si daba la casualidad de que Tomás se hubiese llevado a Logan para jugar, pero allí no estaban. Mejor, estaba cansado. 

Me quité el disfraz, tiré los colmillos y me desmaquillé frotando con fuerza para que se fuera toda la pintura, pero no lo hizo. Si Aria estuviese aquí ya me lo habría quitado hace dos horas después de reírse de mí. 

Me tumbé en la cama mirando al techo pensando en Aria, en lo que había pasado en el armario y en cómo la suerte había estado de mi parte para que nos tocase juntos. La había tenido tan cerca que no poder besar sus labios dolía. Aún sus palabras retumbaban en mi cabeza. Me dijo que me había olvidado, sentí que una daga atravesaba mi pecho y daba directamente al corazón. Puede que llevase razón y hubiese quemado mi libro, pero no quería ver como escribía el siguiente con otro chico. Iba a luchar por ella para que yo pudiese ser su saga completa. Quería ser su principio y su final. 

Me incorporé frotándome los ojos, abrí el cajón que había en la cómoda y cogí una carta que tenía guardada desde hacía ocho meses. La carta que me escribió Aria el día en el que pensaba que iba a tener que matarla. 

Cuando pasó todo luché para que me la regalase. Después de mucho insistir accedió pero me hizo prometer que nunca la leería. Yo accedí a ello diciéndola que solo la leería el día en el que lo dejáramos, se lo dije para que estuviese tranquila de que jamás la abriría porque jamás tenía pensado perderla. 

Acaricié el sobre en las manos y tragué saliva. Necesitaba fuerzas para luchar por ella y ahí estaban. 

Abrí el sobre temblando, saqué la carta como si fuera de cristal y comencé a leer. 

 Mi chico de los ojos color café, mi pequeño payaso:

Es muy difícil escribir esta carta para ti, estás a mi lado corriendo por la habitación de un lado para otro nervioso por todo lo que va a pasar. Aún crees que puedo cambiar mi futuro pero si has abierto esta carta... Es porque no lo he conseguido.

Se que es injusto haberte pedido esto a ti, no deberías ser tú quien acabase con esta mierda, pero también sé que eres el único que me quiere lo suficiente como para matarme. Yo lo único que quiero es que lo último que vea sean tus ojitos color café. Te juro que me iré en paz sabiendo que estás bien. 

La Hija Del Caos: La Venganza A Los Dioses [Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora