Capítulo 35: No Puedo Decirte Adiós

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Llegué al tanatorio temblando con el corazón en un puño. Aarón iba a mi lado, en silencio, con su mano pasando por mi cadera sin poder respirar, sentía que él lo estaba haciendo por mí.

Al llegar todos los ojos se posaron sobre los míos, ahí había más gente de la que debía haber. Estaba toda la familia de mi padre, una familia que le había criticado y le había abandonado cuando nací. Una rabia comenzó a apoderarse de mi. Volví mis ojos morados dispuesta a atacarlos cuando vi a mi bichito corriendo a mis brazos. Me dejé caer dejando que me abrazase, le agarré con fuerza temiendo que, si le soltaba, él también me iba a dejar.

-Se ha ido Aria, nos ha dejado.

Puse mi mano sobre su cabeza acariciando su pelo como si eso fuese a calmarle. Era muy pequeño para tener que estar viviendo esto.

Aitor lloraba sobre mi hombro, mi madre llegó, se arrodilló con nosotros y nos abrazó. Quería llorar y gritar como una loca en los brazos de ella, pero no podía.

Solo quería morirme.

Separé a Aitor mirando a sus ojitos que estaban rojos, quería protegerle y no sabía cómo.

-¿Puedes traerle a la vida Aria?

Miré a mi madre que parecía que había pasado por ella cincuenta años, luego volví a dirigirme hacia Aitor que me miraba esperanzado, deseando que le dijese que sí. Pero hice lo que más me iba a doler en el mundo, romper su ilusión.

-No puedo, él se fue Aitor.

Comenzó a llorar en mi hombro mientras todos nos miraban con pena pero nadie se atrevía a acercarse.

Logan y Tomás llegaron detrás nuestra, Aitor corrió y abrazó a Logan que le cogió en el aire y dejó que llorase sobre él.

Veía a mi madre derrotada ante la vida, había perdido a la persona que conoció en el instituto y de la cuál se enamoró al instante. Había perdido al amor de su vida y eso no se superaba.

Aarón vino hacia mi para levantarme del suelo. Nada más llegar quité sus gafas de sol para ver a sus ojos café que ahora estaba rojos, él también había perdido a su padre de alguna manera y aún así, se preocupaba por mi.

-Aria…

Le abracé con fuerza mientras lloraba.

-No quiero perderte Aarón, no a ti.

Se mordió el labio y me dio un beso en la cabeza.

-Te juro que no me vas a perder nunca Aria.

Me levantó con cuidado, las piernas me temblaban y sentía que en cualquier momento me iba a desmayar.

Tragué saliva y me dirigí a la sala en la que estaba el cuerpo de mi padre, mi corazón iba a mil, era la primera vez que le iba a ver y aún no era consciente de que se había ido. Era la dosis de realidad que necesitaba.

Aarón agarró mi brazo para impedirme que entrase.

-No puedes hacerlo Aria, la última vez que viste así a Eli te quedaste con esa última imagen. No puedes hacerlo con tu padre.

Dejé que unas lágrimas cayesen por mis mejillas mientras le miraba desesperado suplicándome.

-Impide que entre Aitor, no quiero que lo vea.
-Aria…

Me solté de su agarre y entré en la sala en la que se encontraba. Comencé a andar hacia la tumba sin poder parpadear porque tenía miedo de hacerlo.

Y ahí estaba, mi padre en un traje negro con los brazos cruzados y los ojos cerrados. Me quedé quieta analizando el cadáver que tenía delante, sin ninguna duda era mi padre.

La Hija Del Caos: La Venganza A Los Dioses [Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora