Capítulo 17: Volver A Ser

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Aarón

La cabeza me daba vueltas mientras corría de un lado para otro con el balón de fútbol intentando concentrarme en ello, pero no podía. Aria no conseguía salir de mi cabeza y no podía entender por qué. Había sido yo el que la había dejado, el que le dijo que se olvidara de mi, pero ahora era yo el que no podía olvidarse de ella.

De repente Bruno pasó por mi lado, sin ninguna dificultad se deshizo de mí y se llevó el balón. Me quedé quieto mirando la jugada tan estúpida que había hecho y que no me había ni molestado en intentar pararla.

-¡Pero Aarón qué te pasa! ¡Muévete!

Sacudí la cabeza y comencé a correr ante las palabras del entrenador, ya era la quinta vez que me regañaba y el entrenamiento solo acababa de comenzar.

-Vale chicos, podéis iros todos. Menos tú Aarón, quiero hablar contigo.

Suspiré derrotado y me dirigí a los banquillos en donde se encontraba el entrenador de mal humor. Me senté a su lado con los brazos cruzados escuchando sus palabras.

-Eres bueno Aarón, muy bueno. Realmente creo que podrías llegar a tener un futuro prometedor en esto si quisieras. Pero no sé qué te pasa últimamente. Desde que lo dejaste con la niña estás en un mundo totalmente distinto del que nosotros nos encontramos y no me importaría pero tenemos partidos que ganar. ¿Qué te está pasando Aarón?

Aparté la mirada del entrenador, no quería hablar de nada con nadie, sentía que la vida me había superado de alguna manera y ya no era dueño de ella.

-No lo sé.
-No hace falta que me lo cuentes si no quieres, entiendo que solo me ves como al entrenador pero quiero que sepas que todos sois como mis hijos, tú eres mi hijo. Si algún día quieres hablar podemos hacerlo, y si no, apóyate al menos en tus amigos. Todos ellos están preocupados por ti y no saben qué te pasa.

Asentí con la cabeza y me levanté del banquillo.

-Gracias entrenador.
-Llámame Matías.

Matías me dio unas palmadas y me fui a los vestuarios a ducharme.

Puse el grifo hirviendo y me quedé quieto mientras el agua caía sobre mi cuerpo. Todos allí hablaban, reían y jugaban. Yo solo estaba ahí, parado, viendo la vida pasar sin entender nada de lo que me sucedía. Estaba muerto en vida.

Todos se fueron, me vestí y me senté en uno de los asientos que había para cambiarse. Había quedado con Mireia para dormir pero no podía moverme.

Oí a alguien entrando por la puerta, me daba igual quien fuese por lo que no me moví para verle. Este se sentó en el banco a mi lado y comenzó a mirarme preocupado.

-Si quieres podemos hablar Aarón.
-No hay nada de qué hablar Bruno.
-Yo creo que si. Todos necesitamos hacerlo y a alguien que nos escuche. Y da la casualidad de que tú sabes hablar y yo escuchar. Anda, qué te pasa.

Me mordí el labio intentando reprimir las lágrimas. No iba a dejar que Bruno, por muy bien que me cayese, me viese llorar.

-Es una tontería…
-Pues es una tontería que te está afectando mucho.
-Es solo que… no sé qué me está pasando…
-¿Qué sientes?
-Nada. Desde que lo dejé con Aria no siento nada.
-Entonces… ¿por qué estás con Mireia?
-No lo sé… ni siquiera recuerdo por qué empezamos o por qué dejé a Aria. Simplemente me vi obligado a hacerlo.

Bruno me miraba preocupado mientras pensaba en cómo había llegado a todo esto.

-Mira Aarón, no soy el mejor en temas del amor. Pero...en la situación en la que estás hay algo que no va bien en tu vida. Puede que debas empezar a cambiar cosas y una de ellas sea replantearte tu relación con Mireia. Si no sientes nada no es amor.
-Ya no recuerdo ni lo que se siente al estar enamorado.
-Entonces estás con Mireia por estar. Piénsalo, pero empieza a tomar las riendas de tu vida antes de que ellas te tomen a ti. Te has metido en un círculo del que tienes que salir.

La Hija Del Caos: La Venganza A Los Dioses [Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora