↓veintisiete↓

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Y es que ellos funcionaban bien así, excepto por esos momentos en los que Minho se sentía triste y no era capaz de decírselo, por miedo de que eso le afectara a su lindo corazón. Minho prefería mil veces tener al chico feliz, que verlo afectado por su "insignificante" problema, que luego de unos días o horas se le pasaría solo.

Él tenía el corazón tan grande, que podía a veces estar muy cansado y no mencionarlo, para poder estar con él, había dominado la manera de no mostrarse agotado frente al menor y parecía ser bueno en eso, ya que él realmente no se daba cuenta y seguía feliz aprovechando de su compañía, era tanto así, que habían días en los que estuvo a punto de quedarse dormido y faltar a clases o simplemente se quedaba dormido en medio de las clases y luego le suplicaba a Chris que no se lo dijera a nadie para no preocuparlo.

Chris era el que más mal se sentía, porque aún pudiendo hacer algo al respecto, su amigo no se lo permitía y sabía lo mucho que éste podía molestarse si no cumplía con su palabra de quedarse en silencio. Habían días en que prefería dejar que Minho se fuera a casa y no entrenara, hasta llegó a pensar que lo sacaría de los partidos siguientes para no empeorar su condición, pero éste era muy testarudo y se quedaba de todas formas, hasta quedar horriblemente agotado. Lo que sí hacía, era irse un poco antes de que terminaran las prácticas, para poder irse a casa y tomar un baño, recostarse y sentir como su cuerpo descansaba.

A veces se quedaba dormido y no había llamada ni mensajes que pudieran despertarlo, y cuando despertaba y veía que la noche había llegado, se sentía triste y preocupado y le hablaba a Jisung para saber si estaba bien y éste le decía que todo andaba bien, que no se preocupara, pero ¿Cómo? Si ya era parte de él ser así, darlo todo para que él estuviera bien, se lo había prometido y no quería romper una promesa y menos una que le hizo a la persona más importante para él.

Han Jisung, el chico por el que daba todo, por el que podía ganarse el enojo de su mejor amigo que sólo intentaba hacerlo entrar en razón para que no saliera perjudicado nunca.

Minho era la persona más amable y atenta, pero también era el ser humano más terco y obstinado que podía existir. Semanas más tarde, se encontraba Minho en su última clase del día viernes, prestando atención al profesor de filosofía, sentía que su cabeza explotaría en cualquier momento pero ya se había acostumbrado al dolor, él hablaba de la existencia del alma y de cómo esa existencia desaparecía cuando la persona fallecía, unos miligramos del cuerpo se iban en el momento en que la persona cerraba los ojos para siempre y aquello era la prueba de que el alma si existía.

Sus compañeros debatían sobre ese tema mientras la clase transcurría de manera normal, y de un momento a otro comenzó a sentir cómo todo dentro de su cabeza comenzaba a girar lentamente, y por un segundo sus ojos se nublaron. Minho cerró los ojos con fuerza durante unos segundos que duró aquel mareo repentino, hasta que se esfumó de su cuerpo y siguió escribiendo como si nada hubiese ocurrido. Chris estaba pendiente de las respuestas de sus compañeros, por lo que no logró darse cuenta de la condición de su amigo y éste tampoco dijo palabra alguna sobre aquello.

Durante el resto de la clase no volvió a sucederle nada por el estilo, hasta se había parado para ir a votar algo al basurero y se sentía muy bien, cuando la clase terminó, los chicos guardaron sus cosas y se dirigieron al gimnasio. Los chicos del salón adjunto, aún estaban en clases y Minho sólo agudizó su oído para escucharlo platicar con el rubio, él seguía teniendo una voz muy alta en comparación con los demás de su clase y eso le parecía muy bien, era fácil identificarlo solo con su voz.

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Entraron al gimnasio y poco a poco comenzaron a llegar sus compañeros de equipo, los cuales se dirigían de inmediato a cambiarse la ropa, los chicos hicieron lo mismo y estando listos en apenas diez minutos o quizás menos, comenzaron con la charla de la que Chris, el capitán, era encargado de dar antes de cada entrenamiento, justo antes de que llegara el entrenador.

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