↓veinticinco↓

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Apenas dejó al castaño, se fue a casa acompañado del frío de la noche y el corazón a mil. Paró un momento y respiró hondo, sintiendo el frío llenando sus pulmones y una gran sonrisa se dibujó en su rostro, estaba completamente extasiado.

Jisung era la persona que se había robado su corazón, no se había dado cuenta de lo mucho que lo quería y lo necesitaba cuando no estaba cerca, la adrenalina que sintió al estar a punto de confesarse, hizo que su corazón palpitara un millón de veces más rápido que nunca y al sentir los labios del menor junto a los suyos, fue como si le faltara el aire.

Sintió que todo ese momento fue perfecto, se había perdido en el tiempo y nada más importaba que la dulce mirada del menor que le transmitían tantas cosas, haciendo que sintiera esas mariposas en su estómago, de las que todo el mundo habla y creía firmemente que no existía tal cosa.

El pelinegro siguió su camino a casa, con una sonrisa boba que intentaba borrar sin resultado alguno, vivir cerca del local era un verdadero peligro para su corazón, con sólo pasar por fuera, recordaba ese momento que tanto había esperado y hace sólo unos minutos había por fin llegado, gracias a Han Jisung.

▪︎

Minho abrió la puerta y se fue directo a su habitación, mientras le avisaba al menor que había llegado bien a casa, cerró la puerta detras de él y vió a Doongie que dormía sobre su cama, se dió cuenta de que no había alcanzado a ver a Soonie pero no tenía cabeza para pensar en eso ahora. Se cambió de ropa y se miró al espejo, esa tez blanca y su nariz roja por el frío y esa alucinante sonrisa.

*¿Esta es la cara de "bobo" que decía Chris que ponía cada vez que hablaba de él?*

— Oh Dios, ¿Cuántas veces sonreí así delante de Jisung?

Minho se dejó caer hacia atrás, cayendo en la cama despertando a Doongie.

— Oh Doongie, perdóname.. creo que me voy a volver loco— Dijo cubriendo sus ojos con el antebrazo.

Sentía su cuerpo hervir en especial su rostro, no podía creer lo que había pasado y ahora que estaba solo en su habitación, su cabeza no paraba de gritarle todo lo que había pasado.

Minho había ido a acompañarlo como habitualmente lo hacía, nunca pensó que ocurriría eso, pero sin duda alguna fue lo mejor que le pudo haber pasado en esa semana, mañana sería sábado y se sentía eufórico por lo que sucedería.

¿Cómo podría dormir esta noche?

Doongie caminó hacia él y se recostó sobre su pecho, Minho se inclinó para ver al gato que ya estaba cómodo para volver a dormir.

*¿Debería llamar a Chris?*

Era demasiado tarde y quizá estaría durmiendo, había dormido muy mal esa semana y se estuvo quejando demasiado por ello, pero no aguantaba más, necesitaba desahogarse, buscó su número en sus contactos y marcó.

— ¿Minho? ¿Que haces llamándome a esta hora, tu tampoco me dejarás dormir ahora?— Dijo con voz ronca, claramente somnoliento.

— CHRIS VOY A MORIR AHORA MISMO

— ¿Qué dices? ¿Qué hiciste? NO ME DIGAS QUE..

— ÉL ME BESÓ, CHRIS ÉL..

— NOOO ESPERA, IRÉ, estoy aya en diez minutos.

El sueño de Chris se desvaneció apenas escuchó a Minho gritar su nombre, el pelinegro no suele emocionarse así, eran contadas con los dedos de una mano las veces en las que oyó al menor así de emocionado, ejemplo de ello era cuando lo había llamado para contarle que mamá le había dejado adoptar a Soonie, y juró haberlo escuchado llorar antes de que cortara la llamada.

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