Ella se queja cuando alejo mis manos de su cuerpo y me pongo de pie dispuesto a volver a transformarme.—Yashua se encargará de ti, estoy seguro que no se tardará demasiado... Yo iré a por ellos, perdóname por lo que quiero hacer.— murmuré por lo bajini.
Me transformo, centrándome en una única cosa para cumplir ese día.
Los humanos me agradan, de hecho adoro vivir rodeado de ellos, pero estos en concreto me estaban haciendo perder el poco control que me quedaba. Mi pasatiempo favorito no era hacer daño ni mucho menos matar, pero no me quedaría cargo en la consciencia si lo hiciera.
Y mucho menos si lo hacía por ella.
Rompo la puerta sin ninguna dificultad y corro por el bosque buscando a la banda de idiotas que estaba manejando toda esta situación.
—Pero mirad quien se ha querido reunir con nosotros...— dijo con diversión uno de ellos, dejó la botella de agua que estaba bebiendo en el suelo y me miró mientras se cruzaba de brazos—. Ganamos en cantidad, solo eres un pobre lobo solitario e indefenso.
—¿Nadie se sorprende por la simple razón de que destrozó todo a su paso para llegar hasta aquí?— cuestionó el rubio mientras se rascaba la nuca—. Yo estoy un poco acojonado.
—Entonces retírate, niño, porque aquí habrá sangre... Y muerte.— siseó el padre de Leyre, su mirada era oscura y amenazante pero a mi no me daba miedo.
Y por primera vez creí sus palabras.
Bien podía estar yo solo y tener heridas que me impedían moverme como me gustaría, pero aún así triplicaba la fuerza de un humano común, mis dientes seguían siendo lo suficientemente afilados como para provocar profundas mordías y mis garras otro tanto de lo mismo, lo tenía todo para no dejar nada.
Ataqué a dos o tal vez a tres a un tiempo, sin armas no eran nada. Escuché sus gritos, el olor a sangre llegó a mis fosas nasales con demasiada intensidad, si iba a hacer esto lo haría bien.
—¡Que alguien vaya a por las armas!
No pude evitarlo, no podía encargarme de todos ellos a la vez pero si podía ganar tiempo desgarrando su piel con mis dientes.
Querían un cuento de lobos pero nunca mencionaron a Caperucita Roja.
Un fuerte rugido de escapa de mi boca cuando me disparan una vez más, me debilito por unos segundos y ellos aprovechan para lanzarse a mi e inmovilizarme.
Non obstante, dos lobos más son rápidos en llegar para encargarse de ellos, me arde ver que uno de ellos es mi mate.
Maldita sea, Joel, ¿por qué diablos estás tú con ella y no mi hermano?
Ellos se aprovechan de su estado de debilidad, con tan solo un par de golpes podrían acabar con su vida y yo no puedo permitir eso. Sus quejidos llegan a mis oídos cuando la golpean y la atan a uno de los árboles con unas cadenas de plata, eso dejaría grandes quemaduras en su piel...
Es su padre quien me retiene, trato de forcejear, usando todas mis fuerzas en ello pero no puedo. No cuando este saca su arma y en vez de disparar en mi dirección lo hace en la suya, dos o tres veces, los disparan suenan todos seguidos, dejándome sin aire al contado.
—¡No, no, no!— grito desgarrando mis cuerdas vocales en el proceso.
Vuelvo a mi forma humana y empujo lejos al hombre que me retenía, caigo de rodillas frente a ella y llevo una de mis manos a su pecho. Su corazón ya no latía, sus pulmones ya habían expulsado el aire que le quedaba dentro. Mi mano tembló en su cuerpo, mis dedos estaban mojados de sangre, de su sangre.
—Así que tú eras el alfa.— concluyó él dejando caer su arma.
—Y tu hija era mi mate.— mi voz salió rota, un nudo se formó en mi garganta impidiéndome seguir y las lágrimas no tardaron en salir.
Tocado y hundido.
Sollocé su nombre, una y otra vez, deseando que esto no hubiese pasado. Si tan solo ella estuviese bien...
—Has matado a Leyre, al amor de mi vida.— siseé sintiendo mis huesos crujir, estaba transformándome y mi lobo interior tenía sed de sangre—. Lo mínimo que puedo hacer es matarte a ti... Te mereces una muerte lenta y dolorosa...
Pero no, cegado por la rabia clavo mis dientes en una de sus piernas arrancando su piel en el proceso. La acción le hace caer y aprovecho eso para pasar mis garras por su cuello, dejando una gran cantidad de sangre a su alrededor.
No sé por cuánto tiempo lo hago, mis oídos no escuchaban sus gritos, él tampoco había oído los míos cuando les pedí que no la tocaran.
—¡Richard!— la voz de mi hermano me hace levantar la mirada—. Tenemos que irnos... Recoger este desastre e irnos.
Desvío la mirada hasta el cuerpo de mi loba y me obligo a mi mismo a darme cuenta de que es lo mejor.

ESTÁS LEYENDO
White Wolf
WerewolfLeyre es una joven loba que vive entre los humanos desde que nació, mantiene su naturaleza en secreto por temor a no ser aceptada. Richard , alfa de la manada White Wolf, no tarda en darse cuenta del problema de la omega y no duda en brindarle su a...