Intento seguir su rastro, pero mi olfato falla y pierdo su aroma en la mitad del bosque, me siento perdido y totalmente desorientado. Es como si no conociese ese lugar, cuando en realidad había estado allí cientos de veces.Aquí hay perro encerrado...
Cuando me doy cuenta es demasiado tarde porque se escucha el grito de un humano, no sé cómo no pude darme cuenta antes, y de inmediato tengo a cinco hombres alrededor apuntándome con un arma.
—Lo tenemos, ese gas hizo efecto.— alardeó uno de ellos mientras sonreía de forma socarrona—. ¿Qué pasa, lobito, sin tu manada no eres tan fuerte?
Oh, estos gilipollas me tomaban por un omega, ¿a caso no sabían diferenciar los colores de los ojos o qué?
Gruño en su dirección, escucho como le quita el seguro al arma y aprovecho para abalanzarme sobre él, mis dientes rasgan su piel con más fuerza de la prevista, dejando una gran cantidad de sangre en la zona.
El gas podría hacernos perder el olfato pero no el oído, mis lobos habían escuchado a la perfección mi gruñido y no habían tardado en correr en esta dirección. Antes de que alguien pudiese disparar, ellos atacaron sus piernas con sus diéntales haciéndolos caer de golpe.
Divisé el lobo gris oscuro de mi hermano y el marrón claro de Mariano, vi también a los Pimentel entretenidos jugando con uno de los humanos... Bueno, con jugar nos referimos a torturarlo un poco.
Ella no podía estar lejos... No debía de estarlo.
Los dejé a su suerte, sabiendo que estarían bien pues las garras y los dientes eran armas fáciles de sacar.
—Necesitamos refuerzos, están acabando con nosotros y nunca antes los hemos tenido a todos tan cerca... No podemos desaprovechar esta oportunidad.— la voz se me hacía más que familiar, admitir que era mi suegro me dolía en el alma—. ¡Deja de replicar, joder! Ya tenemos a uno, lo estamos haciendo sufrir para que se transforme y nos ayude, tenerlo en su forma humana nos hará más fáciles las cosas.
Lo estamos haciendo sufrir
Un fuerte gruñido se escapa de mi boca para llamar su atención, es rápido en dejar el teléfono y equiparse con una de esas armas que con tan solo un tiro te hará sentir el infierno en carnes vivas.
—Atrévete a dar un paso, lobito... y te juro que disparo.— amenazó, pero mi mente ya había ideado un plan.
Salté sobre él sin miedo a las consecuencias, el sonido del disparo sonó en todo el bosque, al igual que mi queja cuando la bala rozó una de mis patas.
Ahora no podía centrarme en el dolor...
Si mataba a este hombre Leyre no me lo perdonaría en la vida, al fin y al cabo era su padre y yo en lazos familiares no debía de meterme.
—¡Ahora!— gritó lo que yo ya sabía.
Fueron rápidos en inmovilizarme, sus ojos me miraron con desprecio y yo hice un mínimo esfuerzo para no romper las cadenas y abalanzarme sobre él una vez más. Porque aunque dolía como la mierda debía de ser fuerte por ella.
—Detesto a los lobos, y más a los alfas.— escupió en mi dirección antes de dar la orden de que me sacaran de allí.
No sé por cuánto tiempo andamos, pero se detienen al llegar a las pequeñas cabañas que estaban en lo más profundo del bosque, solían habitarlas los excursionistas... O eso creíamos, porque al parecer todas ellas pertenecían a los cazadores.
—Te preguntarás por qué no te hemos matado ya, la razón es que queremos verte antes.— dijo uno de los hombres cuando me encerró en la cabaña, en una de las jaulas que tenía allí—. Resulta que nuestro jefe tiene una hija y ella está saliendo con uno de los de tu especie.
Si tú supieras, gilipollas...
—Lo que menos quiere es que ella sufra los daños por una simple caza, todo sería más fácil si él se transforma y nos revela su identidad, de ese modo lo mataremos y le inventaremos a Leyre cualquier mierda sobre su novio.— murmuró ahora su padre.
Un corazón roto es fácil de sanar, una muerte es difícil de olvidar.
—Eres el alfa, ayúdanos a encontrar a Richard y dejaremos a tu manada tranquila.
Gruño como respuesta, entonces la puerta se abre y la imagen que veo me parte el corazón por completo, traían arrastro a mi loba, su hermoso pelaje de color blanco estaba ahora empapado de sangre. No había rastro de balas en su cuerpo, pero era notable que había estado encadenada y que le habían acariciado la piel con la afilada hoja de los cuchillos.
—Y también la dejaremos a ella, que al parecer es tu mate.— murmuró burlón—. Tienes tiempo para pensar en tu decisión, volveremos en un par de horas.
—Si, ahora es momento de ir a comer.— comentó uno de sus compañeros antes de salir por la puerta.
Esperé a que todos ellos salieran para romper la jaula, los barrotes eran más duros de lo que me imaginaba pero finalmente conseguí deshacerme de ellos. Me transformé y me dejé caer de rodillas frente a Leyre, estaba viva, su respiración era pausada y lenta, pero estaba viva.
—No te transformes, mi vida.— pedí en un susurro—. Si lo haces acabarán también con tu vida, por muy jodido que suene no le importará nada que tú seas su hija... Necesito que seas fuerte, ¿vale? Los lobos nos recuperamos con más rapidez que los humanos así que... No debes de preocuparte por las heridas, sanarán.
Con su cabeza señaló mi brazo, tuve que carraspear y negar ligeramente con la cabeza. Seguía ignorando el jodido dolor que me causaba, había sangre, más de la que me gustaría para ser tan solo un roce.
—No me duele.— mentí para tranquilizarla.
Acaricié su cabeza con cuidado, tratando de no tocar en algún lugar donde pudiera causarle daño.
—Vas a estar bien, aunque eso signifique que yo no lo esté.— susurré—. Te amo con todo mi corazón, Leyre... Tenlo siempre muy presente.
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White Wolf
WerewolfLeyre es una joven loba que vive entre los humanos desde que nació, mantiene su naturaleza en secreto por temor a no ser aceptada. Richard , alfa de la manada White Wolf, no tarda en darse cuenta del problema de la omega y no duda en brindarle su a...