Yashua se pasa las manos por el cabello mientras me mira totalmente desconcertado.—Es imposible... No había ningún lobo rondando la zona.— murmuró sacudiendo su cabeza—. ¿De dónde diablos ha salido?
—En su familia son todos humanos, así que no tengo ni la menor idea.— respondo con sinceridad.
—Está la posibilidad de que sea de una manada que busque atacarnos y solo se esté aprovechando de la situación.— opinó el delta de la manada.
Mi lobo interior rugió en desacuerdo, no iba a permitir que hablaran mal de mi compañera de vida.
—Estoy seguro de que no es por eso.— gruñí—. Ya me ocuparé de la chica, no causará problemas.
Tan pronto como digo eso, un fuerte ruido proviene de mi habitación y acto seguido se escucha un grito. Mis sentidos se ponen alerta de inmediato y corro lo más rápido que puedo hasta llegar a ella.
El corazón se me estruja en el pecho al encontrarla tirada en el suelo y retorciéndose de dolor.
—¡Haz que pare!— suplicó entre lágrimas.
Pero yo no podía evitar su transformación, tenía que ayudarle a que lo manejara por sí misma.
—Leyre, mírame.— pedí poniéndome de rodillas para estar más cerca suyo—. Tienes que controlarlo tú, yo no puedo hacerlo por ti.
Abrió sus ojos para centrarlos en los míos, nuestro lazo ayudaba en la situación pues gracias a eso estaba sobrellevando esto. Sin embargo, todavía no la había marcado y el lazo que teníamos no era tan fuerte como podría llegar a serlo algún día.
—Respira... Domina a tu loba.— susurré sin romper el contacto visual.
Lo intentó, pero en cuanto sus huesos empezaron a quebrarse no pudo seguir resistiendo, gritó dolorida todo lo que su garganta se lo permitió.
Y a mi también me dolía, no iba a permitir que sufriera de tal forma frente a mis ojos.
—Leyre, maldita sea, mírame... Vas a concentrarte en lo que quieres.— dije acariciando una de sus mejillas—. Eres más fuerte que tus impulsos, mi amor.
—Richard, no puedo...
—Si, si que puedes.— murmuré con firmeza, su piel ya estaba cubierta por una capa de sudor y la temperatura de su cuerpo no hacía más que aumentar.
Las primeras transformaciones siempre eran las más dolorosas, el cuerpo no estaba acostumbrado a los cambios y por lo tanto terminaba siendo una jodida molestia.
—Hermano, déjala... Está sufriendo el doble y tú lo sabes.— dijo Yashua desde la puerta—. Deja que se transforme y ayúdala a volver a su forma humana después, pero no intentes evitar lo inevitable... Aprenderá con el tiempo.
Tiene razón, claro que la tiene...
Alejo mis manos de su cuerpo para que su autocontrol se vaya a la mierda y finalmente, tras varios quejidos de su parte, termine transformándose en la hermosa loba que es.
—Es jodidamente hermosa.— susurro casi hipnotizado por su hermoso pelaje de color blanco y sus brillantes ojos que me miran a mi.
—Me burlaría diciéndote que es zoofilia pero después recuerdo que nosotros también somos lobos y se me pasa.— dice mi hermano con diversión.
—Te agradecería que te largaras.— digo rodeando los ojos, él ríe a carcajadas ante mi respuesta y tras darme unas palmaditas en el hombro decide irse.
Suelto un suspiro volviendo la mirada a la loba blanca que estaba en mi habitación, me dejo caer en el suelo para acariciarla. Ella confía en mí porque no retrocede sino todo lo contrario, cierra sus ojos y refriega su cabeza contra mi cuerpo.
—Ven aquí, bonita...— mi tono de voz es suave, no quiero alterarla ni siquiera un poquito. Conforme pasan los minutos empieza a relajarse, se acomoda en mis piernas para dejar que le acaricie las orejas—. Ya está, Luna... Ya pasó.
Su respiración se vuelve lenta, sé a que se debe así que no le tomó importancia cuando vuelve a su forma humana.
—No me mires.— pidió totalmente avergonzada al darse cuenta de su desnudez.
—¿Por qué no habría de mirarte? Eres mi mate y eres condenadamente preciosa.
—Estoy desnuda.— murmuró con obviedad mientras trataba de taparse con los brazos.
Reí por lo bajo mientras me levantaba con ella en brazos, sus mejillas estaban sonrojadas por la vergüenza y eso le hacía verse adorable.
Los humanos tenían una seria obsesión con eso de la desnudez, los lobos no le dábamos importancia a algo tan natural como eso.
—Si no quieres no te miraré, soy un hombre respetuoso.— dije mientras le dejaba una de mis camisetas—. Pero créeme cuando te digo que eres hermosa y que si me dejaras me pasaría el día contemplándote.
—No es necesario que me digas algo que no crees.— dijo desviando la mirada.
¿Esta chica está loca?
Por supuesto que creo que es hermosa.
Jodida mierda.
—Yo voy a ser siempre sincero y más contigo, así que no dudes nunca de mi palabra.
Sus ojos me miran atentos pero los míos se desvían hasta sus labios.

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White Wolf
Hombres LoboLeyre es una joven loba que vive entre los humanos desde que nació, mantiene su naturaleza en secreto por temor a no ser aceptada. Richard , alfa de la manada White Wolf, no tarda en darse cuenta del problema de la omega y no duda en brindarle su a...