White Wolf

Capítulo 15

El invierno era una mierda, al ser un lobo tenía la ventaja de no sentir frío pero eso no le quitaba todas sus demás mierdas. La gente solía ponerse de mal humor en esta estación, a los demás solo nos quedaba aguantarlos.

Aullar a la Luna se había vuelto una hermosa costumbre noche tras noche y en la mejor compañía.

—¿Vamos?— preguntó Leyre con una amplia sonrisa en los labios—. Esta noche tal vez llueva, lo escuché en la noticias, ¿te apetece que nos mojemos el pelaje?

Reí sin poder evitarlo, cuando se lo proponía podía llegar a ser como una niña pequeña.

—Si es contigo digo a todo que si, lobita.— le guiño un ojo antes de transformarme, sus ojitos brillan, tan maravillada como siempre a pesar de que me veía así todos los días.

Se agacha y con sus manos me acaricia, regalándome una sonrisa cuando inevitablemente suelto un ronroneo. Se supone que era un lobo y no un gato. Se supone...

Cierro los ojos gustosos cuando rasca detrás de mis orejas, la escucho reír por lo bajo antes de retirar sus manos de mi cuerpo.

Al abrirlos me encuentro a mi loba frente a mi, su pelaje blanco resplandecía y hacia contraste con el mío, que era completamente negro.

Salimos juntos de allí y corremos hasta nuestro lugar, aquel al que íbamos todas las noches para ver la luna más de cerca y sentir nuestra verdadera naturaleza.

Aullamos, como todas las noches, como si fuese un ritual. Y es que vengo a desmentir eso de que los lobos se la pasan aullando, no era cierto, al menos no los lobos de nuestra especie. Pero a Leyre le había causado gracia.

"¿Somos lobos y no aullamos? Eso si que es fracasar en la vida" había dicho en una ocasión.

Y yo, como soy un buen compañero de vida, decidí hacer de la suya algo que no fuera un fracaso.

Su padre todavía no aceptaba que nosotros saliésemos juntos y la razón era obvia, sabía de sobra que yo era un lobo y no le agradaba que su hija estuviese saliendo con uno. Se llevará un disgusto el día que se entere que su hija también lo es, solo espero que ese momento no llegue demasiado pronto, todo va demasiado bien como para joderse en estos momentos...

Esa noche nos dormimos temprano y cuando me despierto no encuentro a Leyre por ninguna parte de la casa, intento no entrar en pánico ni nada por el estilo pero se me hace muy difícil y más cuando veo a mi hermano también muy angustiado.

—Richard, no te alteres pero creo que hay algo que deberías de saber.— dice llevándose las manos al pelo.

—¿Qué cosa? Necesito que seas rápido porque Leyre no está y...

—Tu mate se ha transformado, estaba fuera de control.— dijo Mariano Di Vaio, mi hermano solo asintió ligeramente—. Eso no es común, ni siquiera en convertidos... ¿Estás seguro que no ha tomado algún tipo de droga o...?

—¿Cómo coño te atreves siquiera a decir eso?— rugí—. Leyre no consume drogas, a duras penas y toma alcohol.

—Entonces algo tuvo que tomarse... Alguien tuvo que preparárselo.— murmuró Yashua—. Estuvimos investigando y hay un tipo de polvos que se disuelven en el agua, es casi imposible conseguirlos en Reino Unido, además.. Solo los de nuestra especia saben para que usos puede ir destinado.

—O no.— una bombilla se encendió en mi cabeza—. Tal vez solo fue alguien que sabe mucho acerca de los de nuestra especie.

—También es una opción válida.— dijo Yashua asintiendo ligeramente.

"Mi madre me había preparado un batido de arándanos que estaba delicioso, me dijo que te lo trajera para probar pero... Como vine andando me entró sed en el camino y terminé bebiéndolo yo, lo siento. Aunque si quieres podemos preparar un batido similar nosotros dos juntos... ¿Que opinas?"

La forma en la que lo había dicho, como hacía un mohín con sus labios y me miraba con ojitos suplicantes, había sido la pura imagen de la ternura. En esos momentos no le tomé importancia, le pedí probarlo de su propia boca y le comenté lo dulce que era.

—Crees que ha sido su padre, ¿verdad?— adivinó Mariano—. Desde luego, los cazadores son unos hijos de puta... No me puedo creer que haya llegado al punto de querer drogar a su hija para después poder matarla.

—No, no lo ha hecho para ella... Era para mi.— dije con la culpa pesándome en el pecho.

Porque si algo le pasaba ahora me quedaría a mi en la consciencia por y para siempre, porque no debía de ser ella sino yo.

—Reúne a toda la manada, quiero a Leyre sana y salva.— ordené antes de transformarme en lobo y echar a correr en dirección al bosque.