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A R I E L A R É C H I G A
-Es que..-Hable soltando un sollozo mientras que observaba mi deportivo ahora con miles de agujeros y ahora también con el vidrio de atrás quebrado, una llanta ponchada y además de todo esto, estaba lleno de sangre.-¡Mira como me lo dejaron, Ovidio!-Hable mientras que le daba la vuelta a el auto viéndolo una y otra vez, me lleve la mano a la boca y negué para seguirme quejando.-¡La llanta pinchada, esa no fui yo!
-Una bala de el tiroteó.-El murmuró mientras que caminaba hacia mi, viéndome con una pequeña sonrisa y después pasando su brazo por mi cantora cuando mood que ya no podía caminar muy bien.-¡Tienes que estar quieta, reposo Sirenita, reposo!
-¡Tu reposo me lo paso por el cu..!-Me calle cuando sentí como impactaba mis labios una vez más como ya era su costumbre para callarme, de una forma rara, pero que no me negaba para nada, ya me estaba acostumbrando a este Ovidio que parecía garrapata y siempre estaba a mi lado. Beso, chupo, y mordió mis labios a su antojo mientras que yo le seguía el paso a cómo podía, después de eso, nos separamos por falta de aire y suspire.
-Ya aprendí cómo callarte y que no andes diciendo pendejadas.-Murmuró el.
Me crucé de brazos haciendo que mis pechos se notaran un poco más y que el comienzo de ellos se notara por el escote de la camiseta que le había tomado prestada.-Hombres.-Mire cómo bajo su vista quedando embelesado por mi, mientras que abría levemente la boca y casi se le salía la baba.-Tierra llamando a Ofidio, tierra llamando a Ovidio.
-¿Eh?
-Que me dejes de ver.-Golpeé levemente sus costillas haciendo que el diera un leve respingo y después me viera con el entrecejo fruncido.
-No te estaba viendo.-Murmuro mientras que pasabas su mano por mi espalda baja y ahora, atrayéndome a el con el pretexto de que me recargara sobre su pecho para que no hiciera tanta fuerza con el pie izquierdo.-Sueñas.
-Si como no.-Me encogí de hombros mientras que seguía viendo y evitando soltar lagrimas, con la imagen de mi Porsche totalmente destruido, salía mejor comprar uno nuevo que componer este.-¡Esta cosa seguramente ya no servirá! Mira cómo está. No, no, no, no quiero ver la cara de mi tío Vicentillo cuando vea que ahora si rompí récord en chingarme un carro.
-Pues así como que Vicente es muy bueno conduciendo tampoco.-El hizo una mueca rara mientras que me veía y rodeaba un poco con sus brazos mientras que acariciaba mi brazo con las yemas de sus dedos.-Se estrelló en la mansión de tu abuelo, no mames.
-Es que querida atropellar a mi tío Será, y pues dijo que se le atravesó la pared.-Murmuré riendo mientras que el negaba y yo solamente me dedicaba a ver el lindo paisaje que nos rodeaba, estábamos rodeados de árboles frutales y algunas plantas, a lado de una piscina y enfrente de la casa que era de colores beige y blanco.-¿Es tu casa?
-Simon.-Hablo mientras que yo me llevaba la mano a la boca cuando mire como de una de las ramas de los árboles, salía una..
-¡Ay no mames Ovidio!-Pegue un brinco inconscientemente mientras que lo veía pálida y con los ojos como platos, enrede las piernas en su abdomen y puse las manos sobre su pecho.-¡Una..una..una de esas madre que te comen!
-No hacen nada.
-¿¡No hacen nada!?-Hable negando mientras que me movia en sus brazos. Después de esto, me rodeo por la cintura evitando que me cayera de sus brazos.-¡No, no, no! ¿Como es que ahi ese bicho raro aquí?
-Si quieras estar en mis brazos y que te cargara no necesitas hacer este espectáculo.-Murnuro el mientras que yo solo chillaba y ponía los ojos en blanco.
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Cicatrices | Ovidio Guzmán | TERMINADA
RomansaNo ahí cicatriz por brutal que parezca, que no encierre su belleza. Una historia puntual se cuenta en ella, algún dolor. Pero también su fin. Las cicatrices, pues, son las costuras de la memoria. Un remate perfecto que nos sana dañándonos. La forma...