A R I E L A R É C H I G A
-¡Los plebes de mi sobrina se llamaran, Vicenta y Serafína, ella dijo!-Escuche a mi tío discutir con mis cuñados mientras que yo me encogía de hombros, jamás les pondría esos nombres a mis hijos.-Y si lo..
-Ya tenemos los nombres.-Ellos me miraron emocionados pero simplemente me recosté sobre las piernas de mi novio que estaba viendo el rancho arder.
-Y no ninguno de esos dos.-Iván y Alfredo miraron con orgullo a su hermano menor pero el también negó.-Y tampoco, Iván y Alfredo, son diferentes.
-¿Cuando sabremos que tendrás?-Ovidio acaricio mi vientre mientras que besaba también mi frente con cariño.
-Haremos una pequeña fiesta de revelación de sexo tio.-Murmure mientras que me le quedaba viendo a los ojos a mi novio, que después de él, me tomaba de las mejillas pegándome a sus labios. Siguiéndole le beso mientras que acariciaba a neutros niños.
Las cosas habían cambiado mucho, al parecer mis tíos habían aceptado la relación que tenía con Ovidio y eso me gustaba, por que no quería que mis niños no tuvieran a sus tíos abuelos, que todavía no pofia creer que traería a dos bebes a él mundo, a nuestro mundo. Pero nada me hacía más feliz que tener estos dos bebes conmigo, nuestros bebes, solo míos y de Ovidio.
Suspire mientras que tire mi cabeza hacia atrás, sintiendo las manos de Ovidio rodearme y después pegándome a su pecho, haciendo que mi cuerpo rápidamente reaccionara a su tacto, pero pasando desapercibida, con mucho cuidado acaricié su pierna, notando como el se tensaba con mis toques. Y aquí vamos con las tontas peleas de los tíos y cuñados, no sabía el por qué se empeñaban tanto en hacerme ponerle a los hijos sus nombres, cuando estaban bien feos la verdad, y mas juntos.
Sebastian y mis hermanos menores también ya estaban enterado de que serían tíos y en unos días más, mis hermanos estarán aquí conmigo, esperando a conocer a sus sobrinos. Aunque la verdad me daba miedo el saber que también quisiera que le pongan su nombre a mis hijos, por que ya los teníamos decididos, podíamos cambiar de opinión, pero no le podría a mi hijo Archivaldo Vicente Alfredo Serafín, como quería mi tío y cuñado, eso si que no. Ya suficiente bullying tuve con llamarme Ariel y que Ovidio me dijera Sirenita.
Mire embobada como mi vientre ya ahora de seis meses estaba creciendo mucho, en unas dos semanas era la revelciaon del sexo y eso me hacía la mujer más feliz de el mundo, el saber que serían estos pequeños niños que me hacían sacar canas verdes pero que amaba con el corazón, ya quería tenerlos en mis brazos y poder conseguirlos. Pero había algo, Ovidios d ponía celosos de sus propios hijos, si, cada que les habló con cariño noto como se pone celoso de que le hable así a alguien más que no es el, pero ni modo.
Recargue mi cabeza sobre su pecho, no estaba poniendo atención a nada de lo que mi novio hablaba con mis tíos, solo estaba viendo mi vientre y sintiendo como me pateaban. Estos niños parece que juegan adentro de mi por que siempre estaban así, y mas en las noches o cuando su papá les habla, parecen que andan jugando fútbol los ovnis que traigo aquí dentro de mi o no se. Pero me encanta ver cómo mi vientre estaba creciendo mucho, cada día que me levantaba lo primero que hacía era verme a el espejo y mirar como mis niños se estaban desarrollando dentro de mi vientre.
Acaricié mi vientre mientras que veía embobada como mi novio también estaba igual que yo, mirando como nuestros bebes de estaban moviendo dentro de mi cuerpo. Según la doctora tendré una cesárea por que no piensos aguantar que mis bebes estén tratando de salir y durar más de doce horas con estos bebes. La mejor opción también para gemelos, es esa, ténselos poe cesárea y la próxima cita me estarán haciendo chequeos para ver cuándo nacerán mis hijos. Todavía no e podido ir a ver mi papá por que me pusieron orden de aprensión, siendo que yo jamás e estado metida en los negocios chuecos de mi familia y menos en los de el papá de mis hijos, y para acabarla de chingar es la pinche vieja esa que anduvo con mi Ovidio.
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Cicatrices | Ovidio Guzmán | TERMINADA
RomanceNo ahí cicatriz por brutal que parezca, que no encierre su belleza. Una historia puntual se cuenta en ella, algún dolor. Pero también su fin. Las cicatrices, pues, son las costuras de la memoria. Un remate perfecto que nos sana dañándonos. La forma...