A R I E L A R È C H I G A
Cuatro meses después
Para la más bonita de Culiacán.
Con cariño: OGLLeí de nuevo la nota, mientras que observa el enorme arreglo de flores que uno de los escoltas de Ovidio me había traído hace unos minutos cuando y y apenas son las siete de la mañana. Los detalles de Ovidio siempre se hacían notar desde la primera hora de el día, y creo que me había acostumbrado a notar como Ovidio se había vuelto muy cariñoso y siempre me demostraba lo mucho que me quería con detalles. Cómo hace unas semanas que cuando mis tíos salieron y mi abuelo también, me trajo serenata en vivo, siempre haciéndose notar, por que Lucio seguía viviendo aquí.
-¿Te gustaron, amor?-Ovidio me pegunto por atrás, mientras que sentía como sus manos estaban posándose sobre mi cintura.-Queria mandarte más, pero fue lo mejor que el diablo pudo conseguir e las seis de la mañana.
-Muchas gracias, me encantaron.-Hablé mientras que Ovidio puso su cabeza en el hueco de mi cuello. Beso mi cuello haciendo que mi piel se erizara, a el tenerlo tan cerca de mi y sintiendo como se movía sobre mi trasero que solo era cubierto por la pijama de invierno.
-Es que me gusta demostrarte cuando te amo, princesa. Y me gusta mucho saber que te gustan mis detalles.-Me tomó de la cintura y me empujó a la cama, cayendo junto conmigo, mientras que me abrazaba.-Hasta con pijamas te vez bien buena.-Murmuró mientras que besaba mi cuello de nuevo, haciendo que mi piel se erizara de nuevo.
-¿Ya te acostumbraste a ser mandilón?-Pregunte ocultando mi obvia sonrisa, el había cambiado aún más estos meses a el punto de no poder estar separados más que unas cuantas horas, y necesitando que estamos juntos para poder compartir mejor nuestros sueños.
-Ahi si.-Me miró.-Ya me acostumbre a que me manden, y me peguen.-Escondi mi risa.
Cuatro meses habían pasado desde que Ovidio me había confesado aquella tragedia que había hecho que el, de hubiera alejado notablemente de su familia y se volviera aquel hombre frío y sin sentimientos, hasta que llegue yo. Todavía la idea de que Ovidio tuviera un hijo con ella, me atormentaba, por que yo no me veía con una persona que no fuera el. Se había robado mi corazón aún más después de todo lo que habíamos pasado juntos. Los te amo y mi amor se habían vuelto palabras por las que Ovidio me llamaba. A pesar de todos los obstáculos que habíamos logrado superar, en algunos seis días estaríamos haciendo nuestras primera aparición como pareja oficialmente, el me había dicho que ya estaba listo para decirle a todo mundo que estamos encintando una relación, esperando a que lo tomaran a bien. Los meses iban pasando y Ovidio trataba de hablar lo menos posible de aquello, pero siempre estaba en su mente y me mataba el hecho de que otra mujer pudiera estar en el lugar que ahora yo estoy, pero jamás pudiera hacer algo como lo que ella le hizo a Ovidio.
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Cicatrices | Ovidio Guzmán | TERMINADA
RomanceNo ahí cicatriz por brutal que parezca, que no encierre su belleza. Una historia puntual se cuenta en ella, algún dolor. Pero también su fin. Las cicatrices, pues, son las costuras de la memoria. Un remate perfecto que nos sana dañándonos. La forma...