No ahí cicatriz por brutal que parezca, que no encierre su belleza.
Una historia puntual se cuenta en ella, algún dolor. Pero también su fin.
Las cicatrices, pues, son las costuras de la memoria.
Un remate perfecto que nos sana dañándonos. La forma...
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A R I E L A R E C H I G A
-¿Sigues enojada, princesa?-Ovidio me preguntó de nuevo mientras que me veía desde la cama de la habitación, después de eso, lo mire con el entrecejo fruncido.-Vente para acá mi reina.
Lo fulmine con la mirada, pero de igual manera a caminé hasta que llegue a donde el estaba, me senté sobre sus piernas y me acurruqué sobre el, mire para otro lado pero de cómo quiera sentía sus aliento contra mi cuello, que estaba besando mi piel.
-Lo siento mucho, peor hoy me tengo que ir con Iván e Alfredo.-Solte un largo suspiro, mientras que veía como mis dos hijos se movían de la cuna, los dos eran muy parecidos a Ovidio, idénticos.-Ya sabes que con cosas de chamba, mi princesa, por eso me tengo que ir.
-Ay Ovidio.-Me encogí de hombros abrazándolo mientras que besaba su mandíbula, me había estado sintiendo mal y lo único que quería era que el estuviera conmigo y besara mis labios, me tranquilizara y dijera que todo estaba bien, que todo esto que me estaba pasando pasaría, y rápido.-Yo no quiero que te vallas sin mi, bebé.-Hice pucheros viéndolo con una pequeña sonrisa mientras que batía mis pestañas viéndolo.-Quédate conmigo, andale.
-Yo que más quisiera que te quedaras conmigo, pero si trabajo es para darte a ti lo mejor, a el igual q eu los bebés, cariños.-Ovidio murmuró besando mi cuello de nuevo, yo solo lo miraba atenta mientras que el seguía dejando algunas marcas que se irían en algun tiempo, por que no eran tan profundas como las que me dolía hacer cuando estábamos en la intimidad.-Para tenerte como una reina, como la reina que eres.
Suspire.-Sabes que los dos tenemos suficiente dinero para irnos lo más lejos posible si es necesario, o para gastar el dinero que queramos y jamás acabar con el, no se por que sigues metido en ese negocio.-Suspire de nuevo mientras que lo veía. Desde hace meses que pienso en que Ovidio se salga de el negocio e irnos lejos de todo esto, pero creo que es casi imponle viendo cómo está la cosa últimamente desde que mataron a mi abuelo, todos se están pelando con nosotros por el territorio de los Zambada-Guzmán. Y ahora más cuando don Joaquín está en la cárcel.
-Te e notado rato.-Hable siendo sincera. Habían dias donde Ovidio salía desde la mañana y no volvía hasta la noche, pero pensaba que solo eran cosas mías, hasta que le preguntaba mi hermana y me dijo que su novio también estaba haciendo lo mismo.-Donde yo me enteré que tienes una vieja por ahí, te juro que..
-Mis únicas viejas están aquí.-Ovidio murmuró mientras que señalaba a la cuna y después a mi, me daba miedo en pensar que Ovidio me pudiera estar engañando cuando le di todo de mi, pero también le tenía mucha confianza, solo quiero que todo esto pase.-No tienes por que desconfiar de mi, solo son cosas de hombres y por eso no te dije nada.
Suspire.-Ma ata vale, por que donde yo me llegue a enterar Ovidio.-Lo tone de la mandíbula par que me mirara a los ojos.-Te corto lo que te cuelga y a la morra le saco los ojos, cabron.-Nego riéndose mientras que me apretaba a su cuerpo, lo fulmine con la mirada.
