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Mientras esperaba a Blas, demasiado nerviosa para como soy normalmente, recogí un poco la cocina. Estaba lavando los cacharros cuando noté unos ojos fijos en mi, sabía que él estaba ahí, pero aun así no me di la vuelta hasta que hube acabado con lo que tenía entre manos. Cogí aire y me di la vuelta. Lo vi. Estaba en la puerta como con miedo de entrar, mirándome con esos ojos suyos que siempre me derretían, esbocé una leve sonrisa a modo de saludo y su cara se iluminó, volvió a él esa sonrisa que antaño me volvía loca. En ese momento supe que mis sentimientos no habían cambiado hacía él a pesar de los años.

No sé cuanto tiempo estubimos así, mirándonos, sin decirnos nada, pero recordandonos lo que éramos el uno para el otro. Cuando por fin pude sacar mis ojos de él, me acerqué a la mesa con otra copa en la mano y se la ofrecí.

- ¿Te apetece una copa de vino?

- Si, Gracias. Creo que me vendrá muy bien.

- Blas, yo, siento no haberte hablado estos días, pero espero que comprendas mis motivos. Enterarme de todo lo que ha pasado no ha sido nada fácil, y el hecho de que tú me lo ocultaras aun sabiendo que yo necesitaba saberlo todo me hirió aun más.

- Lo siento, pero tenía miedo a tu reacción, y por lo que he visto, no me equivoqué mucho.

- Ya no necesito que me cuentes nada, lo recuerdo todo perfectamente, pero lo que si quiero saber, y por favor sé sincero, es que fue lo que pasó realmente aquel día. Porque se supone que te gustaba, habíamos quedado para intentar algo y llego y te encuentro besando a otra. No lo entiendo.

- Esa noche hubo un fallo en la seguridad del recinto, y unas cuantas fans se colaron en los camerinos. Las saludamos a todas e intentamos convencerlas de que era tarde y teníamos que irnos, pero había un grupito que se veía que habían tomado unas cuantas copas de más y una de ellas se echó sobre mi y me besó, intenté apartarla y con la ayuda de Álvaro conseguí separarla. Despúes nos hicieron salir del recinto a toda prisa y montar en la furgoneta. Recuerdo que el chofer iba demasiado rápido y no vió que alguien cruzaba la carretera, no frenó a tiempo y te atropelló.

- Vale, te creo. También se que estubisteis todos ingresados por los golpes sufridos.

- Nosotros no sufrimos nada de gravedad, el que peor estuvo fue David que se rompió un brazo, los demás solo hematomas y arañazos sin importancia.

- ¿Y después? ¿Seguisteis como si nada? ¿ No se os ocurrió pensar que estaría bien acercaros a preguntar como estaba yo? Teniendo en cuenta que había dsido culpa vuestra lo lógico sería un poco de preocupación.

- Eso es algo largo de contar y la comida está lista. ¿Qué te parece si comemos y el lunes cuando todos se hayan ido te cuento el resto?

- Me parece bien. Dame cinco minutos que voy a acabar de preparar el bizcocho.

- Te esperamos en el jardín.

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