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He pasado un fin de semana perfecto, la compañía es inmejorable, lástima que ya sea domingo y esta noche se vayan. He hecho muy buenas migas con Leirey sobre todo con Álvaro. Blas ha estado un poco distante, pero la compañía de Álvaro me ha hecho desconectar de todo y olvidarme de mis problemas, es un hombre encantador. Con él he pasado casi todo el tiempo, incluso me ha acompañado a una ruta de senderismo a la que me había apuntado hace tiempo. Hemos quedado en vernos a menudo ya que el vive en la ciudad y solo estamos a diez minutos.

Hoy es el último día que estaremos todos juntos y lo pasaremos en la playa. Nos repartimos en los coche y salimos temprano para no perder ninguna hora de sol. La más emocionada es Carlota. Llegamos sobre las once y mientras extendemos las toallas la pequeña corre por la arena. Carlos le ha prometido ayudarla ha hacer un castillo y convertirla en princesa. Todos los chicos se animan a ayudar y Leire y yo aprobechamos para cotillear un rato.

- Se te ve muy a gusto con álvarito. ¿Hay algo entre vosotros?

- Que va, solo somos amigos. Me siento muy a gusto con él. Y tenemos muchas cosas en común.

- ¿Y Blas?

- ¿Qué pasa con él?

- Creí que despúes de arreglar vuestros malentendidos intentaríais algo.

- No creo que pueda pasar nada entre nosotros. Blas está muy distante conmigo, además lo nuestro quedó en el pasado y yo quiero mirar al presente.

- ¿Y en ese presente está Álvaro?

- Pues no lo se, pero los dos queremos seguir en contacto.

- Mami, mami. Ven a ver mi castillo.

- Ya voy cariño. ¿Te vienes?

- No, voy a aprobechar para dar un paseo por la playa.

Me pongo los shorts por encima del bikini y voy andando cara una zona de rocas que hay por la derecha. Me encanta pasear escuchando el sonido del mar. Me siento en la arena de un pequeno recodo entre las rocas mirando el horizonte y me pierdo en mis pensamientos cuando noto que alguien se sienta detrás de mi y me rodea con sus brazos. Se está muy a gusto así, arropada y en silencio, uno de esos silencios agradables. Giro la cabeza hacía él y le sonrio.

- Pensé que te habías perdido y he venido a rescatarte.

- Gracias por el interes, pero dudo mucho que pueda perderme aquí, conozco este sitio como la palma de mi mano.

- No quería correr el riesgo.

- Eres un encanto Álvaro, pero si alguien nos ve así puede pensar muy mal de nosotros y creeme que ya lo piensan.

- No me importa mucho lo que la gente piense de mi. Pero si te molesta, te suelto.

- A mi tampoco me importa, y estoy muy a gusto así.

- ¿Crees que pueda haber algo entre nosotros? Me gusta estar contigo y me encantaría que pudiesemos intentarlo.

- Los dos somos libres y si, me gustaría intentarlo.

Me doy la vuelta y lo miro a los ojos. Sonrie, tiene una sonrisa preciosa. Se acerca más a mi y me toma la cara entre sus manos. vuelve a sonreir y me besa. Un beso lento y muy, muy dulce.

StillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora