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Me fui a casa. Estaba consternada, dolida, enfadada y sobre todo muy  decepcionada. ¿Como era capaz de mirarme a la cara y decirme que ya me lo contaría luego? Le había pedido ayuda y me había mentido mirándome a los ojos.  Echaba de menos mi casa, cuando llegué me fui derecha a ponerme un bikini y salí a relajarme a mi piscina. Me eché en una hamaca y puse música clásica en mis oídos.  Aun no sé cómo me quede dormida y cuando desperté con el ruido de un coche aparcado enfrente de mi casa, entre a ponerme un vestido veraniego porque ya empezaba a refrescar y me acerque a la ventana. No me lo podía creer, ahí estaba él. Sacando sus maletas del coche y un par de cajas. Me enfade y  fui a la cocina a preparar algo de cenar. Aun no sabía cómo reaccionar cuando lo tuviera enfrente. Me puse a preparar arroz tres delicias, cocinar siempre me ha relajado y  ayudado a pensar. Decidí  no decirle nada de lo que sabía y así saber hasta dónde llegaban sus mentiras antes  de actuar.

En menos de media hora el timbre de casa sonó y no me hizo falta mirar para saber quién era. Puse la mejor de mis sonrisas y abrí la puerta

-       Hola Blas, no me habías avisado de que llegabas hoy.

-       Quería saber cómo te encontrabas, estaba preocupado por ti.

-       Estoy bien. Sigo teniendo la cabeza algo liada pero estoy más tranquila.

-       Me alegro. Bueno te dejo que tengo que preparar unas cuantas habitaciones de la casa.

-       ¿tienes invitados?

-       Si. Se vienen los chicos a pasar unos días a casa.

-       ¿los del karaoke? Parecían muy majos.

-       Lo son. Eran como mis hermanos aunque habíamos perdido el contacto hace tiempo. El día del karaoke era la primera vez que quedábamos en años.

-       Pues te dejo que te prepares y ya me los presentaras.

-       Claro que si, el finde fiesta en mi casa.

-       Ok. Yo te ayudo a preparar la comida si quieres.

-       No hace falta, tú serás la invitada de honor.

-       Gracias. Buenas noches Blas.

-       Buenas noches princesa.

¿Princesa? ¿Me ha llamado princesa? ¿A mí? ¿Después de todo lo que ha pasado? ¿Intenta ligar conmigo? Intento aclarar mis ideas, pero me vuelven a la cabeza más imágenes. Un chico a mi lado, cogiéndome la mano, llamándome princesa. No consigo verle la cara porque la tiene agachada besándome la mano llena de cables. Vuelvo a la cocina a acabar con la cena. Preparo la mesa es la cocina y tras cenar y recoger la cocina me acuesto temprano.

Me despierto sobresaltada y cubierta en sudor. Las pesadillas del accidente cada día eran más nítidas. Me levanto y voy al baño a refrescarme. Vuelvo a la cama pero no soy capaz de volver a dormirme. Decido levantarme y desayunar.  Sobre las 8 escucho un par de coches llegar y me acerco a la ventana. Los cuatro chicos llegan con sus maletas y un Blas en pijama les abre la puerta.

Vuelvo al sofá con mi libro y me pierdo en las páginas de mi novela. Cuando vuelvo a mirar el reloj es ya la una. Me desperezo y voy a la cocina. Saco unos tomates de la nevera y cuando quiero cortarlo suena el timbre. Abro la puerta y ahí está él con su maravillosa sonrisa.

-       Buenas. Vengo  a invitarte a comer. Los chicos quieren conocerte y están ya en la cocina acabando de hacer la comida.

-       Vale, ¿tenéis ya postre?

-       No, iba  a acercarme a la panadería a por algo.

-       No vayas, tengo una tarta echa de anoche aun sin empezar.

-       Si es de chocolate ya te los has ganado. Jajajja

-       Pues sí. Chocolate y frutos rojos.

-       Eres la mejor. Ya será menos. Venga vámonos que tengo mucha hambre.

Salimos de casa y al llegar a la puerta escucho que alguien afina una guitarra. Blas abre la puerta y nada más entrar  se acerca a ellos y empiezan a cantar.

StillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora