Still

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Con la de cosas que me quedan por hacer, se le suma lo de buscar un alojamiento para sabe dios quien. Solo faltan dos dias, espero que todo salga bien, me he dejado la piel en este proyecto. Los chicos han trabajado con ahínco y mucho entusiasmo, se merecen todo lo que les está por venir.

Nos apartamos unos treinta kilometros de la ciudad, y justo allì, en medio de un precioso campo verde repleto de árboles, se alza una pequeña casita antigua, solitaria,... y sobre todo realmente preciosa. Aparcamos justo en la entrada y como todo un caballero Blas me abre la puerta y me ayuda a bajar. Acto seguido se dirige al maletero y saca una maleta.

- ¿ Y esa maleta, cariño?

- ¡Sorpresa! He alquilado la casa para nosotros.

- Pero tengo mil cosas que confirmar...

- Leire se encarga de todo, tú necesitas descansar y despejarte, y yo necesito tenerte para mi estos dos días.

- Es injusto dejarle mi trabajo a ella, tiene que ocuparse de loo suyo y de Carlota...

- Ha sido ella la que se ha ofrecido, asi que deja de poner pegas y ven a ver esta maravilla

Entramos y todo es mucho más bonito de lo que me esperaba. La cocina es pequeña y esta separada del salón por una barra americana. En la sala una gran chimenea es la protagonista, justo encima hay una tele y enfrente un sofá en forma de L enorme. El baño tiene todo lo que se puede soñar, incluido un jacuzzi, y la habitación... Es enorme con un gran cama de matrimonio con dosel, una alfombra mullida ocupa gran parte del suelo, es un sueño de casa.

- Por favor, dime que te gusta.

- Blas, esto es incrible, es una casa preciosa.

- Todo lo que te mereces, princesa.

Lo beso con desesperación, dejando ir en ese beso todo el estres contenido estos meses de duro trabajo, con deseo y con todo el amor que cada día es mas grande. Le miro a esos preciosos ojos y sin más me coje en brazos y me tumba en la cama. Echaba de menos estar así entre sus brazos, es mi rincón favorito de la tierra. Entre besos y caricias nos perdemos en la pasión del momento.