Capítulo 5

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Tomás

La vida de alguien que quiere llegar a ser un artista no es fácil, pero tiene sus ventajas. Una de ellas es la facilidad de conseguir distintos tipos de distracciones con el solo hecho de mencionar que perteneces a una banda

Pido otra cerveza

Tenemos un convenio con el dueño del lugar. Es un negocio pequeño y como recién inicia no tiene para pagarnos la cuota que pedimos diariamente, así que nos paga la mitad en efectivo y la otra mitad con comida y tragos. No me quejo

— Aquí tienes guapo— Amy acaricia mi brazo

La conocí aquí hace tiempo, estuvo asediándome y lo cierto es que es muy guapa. No quería una relación de ningún tipo con nadie, pero luego me lo pensé mejor y tras una conversación con mis amigos en la que me dijeron que me estaba volviendo un amargado por falta de sexo y que necesitaba relajarme, decidí hablar con ella y establecer mis condiciones

Además, es la hija del dueño del bar y temíamos que si se cansaba de mis desplantes nos echarían, no puedo permitirlo. Esto es lo más fijo que tenemos y si nos sacan, lo más probable es que ya no podamos continuar y debamos disolver la banda

— Gracias

— Pensé que me buscarías ayer al terminar para divertirnos un rato— se sienta en mis piernas e intento alejarme

— Tu papá puede vernos

— No le importará, no seas aguafiestas

— A cualquier padre sensato le importaría

— De él me encargo yo. Te traje un obsequio

Olvidé decir que es proveedora de la mejor coca que he probado

— ¿Cuánto te debo?

— Como sé que estás algo corto pienso cobrarte de otras... Formas

— Por mí está perfecto— sonrío sin mostrar los dientes. Ella saca dos cigarrillos y pone uno en mi boca, lo enciende

Después de dos semanas de no hacer otra cosa más que trabajar, no me vendrá mal relajarme un rato

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— No hemos reunido para la renta y la señora Romina lleva tres días persiguiéndome para que le paguemos. Es toda una ovejita cuando le pagamos, pero para cobrar parece un maldito lobo— despotrica Lee

— Vamos a resolverlo

— ¿Cómo? No nos ha salido nada, nadie se ha interesado en contratarnos y no podemos pagarle a esa vieja con la comida del bar o con tragos de segunda

— Tampoco es tanto lo que nos falta. También está el dinero de emergencia— les recuerdo

— Juramos no tocar ese dinero a menos que nos estemos muriendo de hambre

— Pero si la situación lo amerita y no tenemos opción, habrá que usarlo— interviene David

— ¿Crees que sea una opción pedirle ayuda a tus padres? — escucho al único que se había mantenido callado desde la cocina

— Saben que eso es imposible. Ellos quieren que regrese y me quitaron su apoyo por negarme, nunca me ayudarán mientras permanezca en Seattle

— No nos precipitemos. Esperemos al final de la noche y veremos cuánto logramos reunir, dependiendo de eso tomaremos la decisión que más nos convenga

— Entonces comencemos con el ensayo del repertorio de hoy. Tendremos que estar grandiosos si queremos una buena propina

— Mientras preparan los equipos haré una llamada— informo y salgo del departamento

Diario de un recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora