12. Y finalmente comprendí, que no se necesita mucho para ser feliz.

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—La razón por la que decidí ser directora de Naidr es porque a lo largo de mis años he aprendido muchas cosas. De la vida, de la magia y de la responsabilidad. Y enseñar acerca de eso a las nuevas generaciones es lo que mantiene a esta pobre inmortal un poco cuerda. No me culpen si vivir eternamente me ha dañado el juicio, porque eso vuelve loco a cualquiera. Considero que con mi condición, debo aprender y encontrar cosas nuevas constantemente, para sentir que no pierdo el rumbo. Y hace poco, aprendí algo nuevo de mi nieta —los ojos de mi abuela se posaron en mí y desde la distancia, pude notar que estaban llorosos. Yo no tenía idea de que ella se sentía así. Pero con lo que acababa de decir, pude entender un poco más su forma de ver las cosas.

Habían pasado unos días desde todo el problema de los zombis. Morgana tomó la decisión de hacer una fiesta en la academia un sábado como excusa para dar a conocer, mediante un discurso, quién era ella realmente y su parentesco conmigo. También me hizo pedir disculpas de forma pública por mi comportamiento; por supuesto que tuve que deshacerme de las cucarachas de la oficina de Lolarie y recibir el castigo: limpiar la oficina de la profesora cada fin de semana durante ocho semanas. Sincerándome, me sentía muy mal por lo que le había hecho. Así que acepté sin rechistar.

—Los adultos nos jactamos de que no hay nada que la juventud pueda enseñarnos porque hemos vivido más y por ende sabemos más, pero sí lo hay. Amethyst me ha recordado que no por ser la directora, no por ser Morgana, significa que tenga permitido mentir y engañar como he hecho todo este tiempo. He de admitir que mi preferencia ha sido la real causante de este problema, y les debo mis disculpas a todos ustedes. En un principio tampoco he revelado mi identidad porque sé lo que los brujos no tienen buena afinidad con las hadas. Y yo no sé cuál sea la verdadera razón de eso, pero me gustaría que se detuviera. Porque ahora todos saben que soy un hada y que les he mentido, y valoro mucho mi trabajo en este academia como para ser destituida. Sin embargo, lo dejaré a su juicio y aceptaré lo que la mayoría desee.

—¿Estás bromeando? —Gritó un estudiante—. ¡Eres Morgana Le Fay! Es como si tuviéramos al mismísimo Merlín presente. Pero mejor porque estás viva.

Mi abuela sonrió como si ese halago no terminara de convencerla.

Clover se puso de pie y con el rostro rojo por la vergüenza, habló.

—Pues yo digo que se quede. A mi no me importa que sea un hada. Si promete enseñarnos su magia, creo que todos estaremos contentos. Al fin y al cabo, creo que el problema de la mayoría es que tienen envidia de lo bien que las hadas controlan los elementos.

Ah, me olvidé de mencionarlo. El castigo de Clover fue limpiar todas las tumbas del cementerio de las cuales habían salido los zombies. Eso y que sin importar si no me soportaba, tenía que seguir siendo mi tutora hasta fin de curso. Tenía la sospecha de que después de esto, quizás podía agradarle.

Arleta Forde, la profesora de adivinación, también se puso en pie.

—Pues yo no veo a nadie negándose a que te quedes con tu puesto. Así que voy a otorgarme el poder de terminar con esto y afirmar por todos. ¡Esto es una fiesta! Así que celebremos.

Todos se pusieron de pie vitoreando y comenzaron a acercarse a Morgana como si quisieran pedirle autógrafos o historias de sus aventuras con el rey Arturo.

Magnar sacudió la cabeza a mi lado como si aún no pudiera creérselo.

—¡No te puedo creer que me hayas ocultado esto todo este tiempo! —Exclamó, mirándome con una sonrisa en el rostro—. ¿En serio, Amethyst? ¿Eres nieta de la mejor hada de la historia de nuestro mundo y se te pasó por alto decírmelo?

Me mordí el labio, ofreciéndole una sonrisa de disculpa.

—Te lo iba a decir. Te lo juro. Ella fue la que me dio el collar, así que te lo iba a decir. Pero Kian nos interrumpió.

Bibidi, Babidi ¡Ups! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora