Imperio Metal (Metallica, KLARS)

Capítulo 11: Seek and Destroy.

- ¿Jason no quiso venir? -consultó Dave.

Los dos hermanos ingleses cabalgaban por la zona del pueblo danés, siendo líderes de sus tropas, revisando la zona, sorprendidos de no encontrar a nadie.

- Es demasiado marica para eso -contestó de lo más casual-, le he comprado una cabaña en el bosque, así se mantiene seguro al menos.

- ¿Es decir que ya podemos...?

- ¿Derribar mi antiguo hogar para no dejar rastro? ¡Adelante!

Domaron sus corceles y continuaron rumbo hacia la cabaña en que solía residir, al ser construída de material ligero, no fue un gran trabajo echarla cuesta abajo.

- ¿Ah? ¿Qué demonios? -se quejó Jason- ¿Por qué destruyen mi propie...? ¡Hermanos míos! -se sorprendió.

- ¿Newkid? -miró extrañado el rubio- ¡Te dije que te refugiaras en el bosque!

- Lo sé... pero aún no estoy listo.

- ¡Jason! -el pelirrojo bajó de su caballo para abrazar a su hermano- ¡Cuánto tiempo sin verte!

- Estoy muy feliz de verlos, ¿qué hacen aquí? ¿No deberían estar con sus tropas?

- Vinimos a deshacernos de cualquier evidencia de nosotros como príncipes ingleses de aquí -contestó de mala gana James.

- ¿Por qué?

- No es de tu incumbencia. Sólo necesitamos que te vayas de aquí, hacia el bosque, créeme, te estamos protegiendo.

- Claro -sonrió-. Me iré ahora mismo, sólo que les deseo muy buena suerte y que ojalá, salgan los dos con vida.

Recogió las cosas más importantes y se fue lejos de allí, hacia el bosque. Se dio cuenta de que no era tan profundo el lugar en que se encontraba su correspondiente cabaña, no era díficil de llegar. Entonces, a su mente de joven enamorado, entró una idea que podría ser demasiado demencial. Era un riesgo enorme el siquiera pensarlo. Al existir una guerra en contra de Dinamarca, sabía que algo debía andar mal.

No podía tener ningún control sobre las tropas inglesas por tanto, no podía en ningún sentido frenar la guerra. Sin embargo, si podía proteger a la princesa Sunniva, en caso de que atacaran directamente el castillo.

Una vez instalado, tomó un leve descanso. Sabía que en el sendero contrario por el que se vino, a miles de kilómetros de distancia de los límites fronterizos, se efectuaba o efectuaría la guerra en sí.

Ya no tenía bajo su poder ningún medio de transporte, así que, con muchísima paciencia viajó a pie hasta el castillo del Reino danés.

Se demoró casi todo un día, no obstante, en el instante en que consiguió un caballo que facilitaría el regreso a casa, no dudó en llamar a la princesa desde abajo de la torre.

Ella, al oír su voz, de inmediato se emocionó, tras haber estado muy preocupada con la desaparición de su hermano.

- Oh, Jason de mis amores, ¿qué haces por aquí?

- Es una situación urgente, princesa, Alemania e Inglaterra comenzarán una guerra hoy mismo, yo sólo he venido a protegerla. Usted no está a salvo aquí, yo conozco un lugar en dónde nadie nos encontrará y podremos estar juntos hasta que la guerra acabe.

- ¿Insinuas que quieres que me vaya contigo?

- Es la única solución, su majestad, para que no obstengas daño alguno. Mis presentimientos dicen que si la líder Doro muere sería la única forma para que las tropas se rindan porque Dinamarca no tiene escapatoria. Será una derrota muy dolorosa, no deseo que usted vea cómo eso ocurre ni que salga lastimada. Por favor, le insisto, venga conmigo.