Capítulo 6: Cuando el amor se empieza a sembrar.

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En el Reino de Alemania, el príncipe Dave tras haberse enfrentado a muchos guardias reales, logró llegar hasta su más ansiado objetivo.

La princesa Doro.

Antes que todo, hizo una reverencia. Se arrodilló en el suelo frente a ella, realizó un muy cordial saludo y...

- ... mi muy apreciada y dotada de belleza, señorita heredera al magnífico trono alemán, yo, el príncipe Dave de Inglaterra vengo a pedir su mano, para unirnos como pareja y gobernemos juntos; en busca del poder que usted tanto desea de conquistar toda Europa, prometo, que la ayudaré en todas las batallas que usted desee y que mis soldados harán añicos al pueblo enemigo, todo por usted, su majestad -tomó delicadamente su mano, le dio un pequeño beso-. Juro solemnemente nunca defraudarla, señorita, nunca de nunca. Y que mi  juramento perdurará hasta el día de mi muerte.

La princesa, al inicio le miró desinteresada, una vez terminado el discurso, se dibujó una gran sonrisa sobre su rostro, complacida por lo que le proponían.

- Estimado príncipe Dave, por lo que veo superficialmente en usted -volvió a sonreír, a su vez que jugaba con su cabello-, es algo que me gusta mucho. Podríamos dominar Europa juntos, me agrada todo lo que suted me dice, sin embargo... no estoy lista para casarme todavía.

El pelirrojo, cabizbaja, se levantó del suelo,un poco decepcionado.

- Pero... -sus ilusiones se recobraron- prometo que el día en que tú y yo gobernemos toda Europa, cuando ganemos juntos todas las batallas en las que me encuentro planificando con frialdad, será el día de nuestra boda. Prometo y cumplo, jamás olvido.

Excepción que le convenía a los dos. En total, Dave tenía seis meses antes de que su padre muriera, de todas formas, si eso ocurría, gual iba a ser Rey de Inglaterra.

Él era paciente y no iba a quedarse hasta ahí. Si aceptó quedarse al lado de su amada en vez de regresar a su país de inmediato, sabía que no era necesariamente las materias primas y el poder lo que ansiaba.

Por otra parte, en Dinamarca, justo después de una reunión de los hermanos Ulrich con los dos herederos ingleses, decidieron escapar un poco del castillo en busca de diversión.

Sunniva, por un lado, ya había decidido ya a quién amar. No estaba segura de que si los sentimientos del otro sujeto fueran verdaderos o no. 

Lars... seguía buscando, en realidad no, ni se esforzaba. Siempre defendiendo la idea de que el amor de su vida llegaría solo.

Ambos corrían por las poco habitadas calles danesas, la razón del despoblamiento, era la misma razón por la cuál escaparon.

Había un concurso en la plaza central del pueblo de tirar flechas.

Los "gemelos" planeaban participar para competir entre los dos como siempre lo hacen. Por lo general, siempre que escapaban, practicaban eso o jugaban en los cultivos con los niños.

Y como era de esperarse, echaron una carrera para ver quién era el más rápido hasta llegar a la plaza.

Por alguna extraña razón, Sunniva pudo adelantarse bastante por un pequeño inconveniente que tuvo su hermano -siendo que siempre gana Lars porque Sunniva es más delicada y se preocupa siempre se no ensuciar sus vestidos para no levantar sospechas..

El inconveniente de Lars era algo tan simple: chocó con alguien.

¿Y qué tiene de especial eso? Bueno, cuando lo hizo, ambos sujetos cayeron al suelo en direcciones contrarias.

- Uhh, lo lamento mucho -el príncipe danés se limpió y le ofreció la mano a la otra persona para ayudarle a levantarse.

Este sujeto, moreno y de cabello largo rizado, no dijo nada. Mantuvo la mirada fija en él, con unos ojos café oscuro que poseían un brillo inigualable. Aceptó la mano y se levantó del suelo, 

Imperio Metal (Metallica, KLARS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora