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Estaba tan confundida cuando me miré por primera vez en el espejo.
Ojos claros, grises y almendrados, pestañas abundantes y largas, piel clara parecida a la porcelana, labios rosa pálido, pelo largo y negro con unos bonitos rizos, cintura delgada, cadera y busto proporcionados y balanceadamente modestos.

Cuando grité y pedí despertar, un teléfono o una computadora, los cuatro pares de ojos del mismo color, me miraron horrorizados.
Cuatro hermanos. Dos hermanas mayores y un par de gemelos traviesos.
El padre y la madre eran de mediana edad, el padre de pelo negro y ojos miel, la madre de pelo rubio con rulos y ojos grises. Los dos se veían cansados y preocupados.

Cinco bocas que alimentar. Las dos hermanas mayores se casarían pronto, pero aún quedaban tres integrantes a parte de ellos que necesitaban comer.
Una casa modesta dentro de un pueblo viejo y abandonado muy cerca de Prythian.

La vida era dura, si, pero no era tan difícil, los más pequeños siempre ayudaban aún cuando se la pasaban jugando en cada oportunidad, y las mayores hacían lo posible por traer pan y leche a casa.

La gente del pueblo era amable aparentemente, sólo si les dabas por su lado y fingías encajar.

Lo que me preocupó fue aquel grupo de gente rara que adoraba a los Fae. Fue ahí que me di cuenta de lo que me esperaba.

—Clare, estás muy callada últimamente.
—Emily, la mayor de todos, preocupada por su hermana, había llevado algunas fresas a casa para hacer mermelada que pudieran comer todos. —¿Estás así por Nesta?

—No deberías pensar en ella, estará muy bien, ahora que ha regresado a su vida de lujos, no tendrá que sufrir más. —Alice, la segunda, también quería dar ánimo a su hermana, a quien creían triste por separarse de su amiga. —Nosotros no somos nobles, pero tenemos comida y algunos lujos como por ejemplo, podemos comer diario.

Clare seguía ensimismada mirando por la ventana. Quizá veía pasar a los viajeros o esperaba tener la suerte de conocer a un hombre con el suficiente dinero para mantenerla.

—No extraño a Nesta. Ella pertenece a otra posición y sé que debo olvidarme de ser su amiga. Ella también debe esperar que lo supere. Después de todo, no soy alguien con relevancia para su vida. —Dijo después de guardar silencio por bastante tiempo. La cara de Clare era bonita, si pudiera comprarse uno de esos vestidos caros que tanto había soñado, seguro que parecería una noble. —Estoy cansada, eso es todo.

—Bien, al menos eres consciente de la realidad. —Emily sentía pena por su pobre hermana menor. Pero la vida era cruda y también injusta. Si no tenías dinero, no eras nadie.

—¿No creen que es más tranquilo vivir en el campo? Al menos sabemos quién es quien y al casarnos, no habrá tantas sorpresas. Me refiero a que no tenemos que mostrar algo que no somos. —Alice no aprobaba del todo la amistad con Nesta, porque sabía que aquella joven, sólo se preocupaba por su apariencia e imagen falsa de poder.

—Eso es muy cierto. Vamos a dejar el asunto de Nesta como está y mejor hay que terminar la cena de hoy.
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Pobre de esta familia... Cuanto más lo pienso, más Furia se acumula en mis puños. La protagonista nos va a sentenciar pronto. Debo salvarlos.

Bajo la Montaña -Clare Beddor-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora