Capítulo 6: Mejores Amigos.

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A la mañana siguiente, Lety les inventó a sus papás que ella y Tomas tenían un desayuno de negocios y por eso saldrían tan temprano de la casa. Cuando llegaron al consultorio del doctor de cabecera de Leticia, la hicieron pasar casi inmediatamente al ser la primera paciente del día.

"Bueno, Leticia, por lo que me cuentas, creo que lo mejor será hacerte un panel completo de laboratorios. Fue muy buena idea de tu parte venir en ayunas. Si gustas, te los podemos hacer aquí mismo y tener los resultados dentro de una hora."

"Me parece excelente doctor." Le dijo ella con una sonrisa nerviosa.

"Doctor, eh, pero cuando le saquen la sangre ¿ya podemos comer? Porque ella me trajo a mí también en ayunas y eso es abuso."

"Claro que si Tomas. Voy a llenar la orden y en un momento vendrá la enfermera." Con eso el doctor salió del cuartito de exámenes.

"¿Cómo te sientes jefa? ¿Nerviosa?"

"Claro que estoy nerviosa. Pero también tengo mucha hambre jijijiji."

"Esa es una excelente señal, y tiene una solución muy fácil. Mi sobrino necesita que te alimentes muy bien. Jejeje."

"Tomas, eso no es seguro." Lety lo golpeó juguetonamente.

"Ay Lety, que ingenua sigues siendo." Tomas volteó los ojos dramáticamente.

En ese momento, la enfermera entró para tomar las muestras de sangre. Cuando terminó, apuntó el número de celular de Tomas para llamarles cuando los resultados estuvieran listos y les recomendó un restaurante cercado donde vendían comida casera para que desayunaran mientras esperaban.

"Oye Lety," le dijo Tomas una vez ya sentados a la mesa, "¿no crees que necesitas un celular? Digo porque no es bueno que en tu estado andes por ahí sola y sin forma de comunicarte."

"Si lo había pensado fíjate. Especialmente anoche. Después que todos se durmieron, quería hablar con Don Fernando y lo tuve que llamar a su casa escondida entre las sabanas como si fuera una niña pequeña escondiéndose de sus padres, con un gran miedo a que levantaran la otra línea y me descubrieran." Leticia golpeó su frente, dándose cuenta del tamaño de la ridiculez que decía. Cuando se había escuchado que una mujer de veinticinco años, a horas de saber si se iba a convertir en madre, se tuviese que esconder de sus papás para hablar por teléfono.

"Pues eso es precisamente lo que eres, especialmente para Don Erasmo. Pero tu celular propio resolvería esos problemas. A ver, ¿y eso que llamaste a Don Fernando?"

"Si te soy sincera, solo lo llamé porque lo extrañaba. Pero tuvimos una conversación muy sincera, y Tomas, creo que tienes razón." En ese momento se acercó el mesero para tomar su orden y ambos pidieron diferentes platillos.

"Bueno jefa, últimamente es normal que yo tenga la razón, pero ¿a qué te refieres exactamente?" Le preguntó Tomas.

"Quiero creer que verdaderamente me ama. Me dijo muchas cosas que tienen sentido, y el no ganaría nada con decirme la verdad ahora, al contrario, tiene toda un empresa que perder."

"A ver Lety, barájamela más despacio y desde el principio."

"Pues mira, para empezar, cuando contestó el teléfono, pensó que era Doña Marcia. Estaba muy enojado y dijo que lo menos que quería era casarse con ella y que lo tenía harto. Él no sabía que era yo al otro lado de la línea, a mí me consta que no tiene identificador de llamadas en su casa. O sea, que él estaba dispuesto a decirle eso a ella directamente."

"Te lo dije, te lo dije." Tomas cada vez se sentía mas orgulloso de sí mismo.

"Después empezamos a hablar de las mentiras de él y sus razones para mentir. El no dudó en decirme que me había mentido, pero que esa conversación la quería tener en persona."

La Fea Más Bella: Amor del BuenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora