Capítulo 14: ¿Embarazada?

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Fernando se quedó con la boca abierta. Por su mente había pasado de todo, menos eso.

"Don... Don Fernando... ¿Está bien?" Leticia movía su mano frente a su cara buscando que reaccionara. "Diga algo por favor."

"Em... Emb... ¿Embarazada? Mi Lety, ¿usted está embarazada?"

"Sí Don Fernando." Leticia le contestó nerviosa.

En ese instante, por la cabeza de Fernando pasaron miles de imágenes. Imágenes de Lety caminando hacia el vestida de blanco frente al mar que ella siempre había querido conocer. Imágenes donde Fernando veía a Lety con un vientre sobresaliendo, caminando por el jardín de su casa. Imágenes de Fernando, meciendo a un bebé en sus brazos. Imágenes de un pequeño niño corriendo por los pasillos de Conceptos jugando con su carrito dorado por todas partes. Imágenes que el jamás había soñado, pero que, en este instante, representaban todo lo que más anhelaba en la vida. Una vez más, Fernando se puso de pie para abrazar a Lety y darle otro beso donde la dejó sin aliento.

"Júreme mi Lety que no está bromeando. Júremelo."

"Por supuesto que no." Respondió ella, confundida por su reacción. "Yo no bromearía con algo así. Es más." Lety se soltó de su abrazo y caminó hacia la mesa redonda donde había dejado su bolsa rosada que por alguna razón estaba en el coche de Don Fernando. Con una sonrisa sacó los ultrasonidos que le había dado la doctora en la mañana y se los enseñó a él. "Mire, aquí está la primera foto de mi bebé."

"Mi bebé." La corrigió el, embelesado por la pequeña foto.

"¿Nuestro bebé?" Ofreció ella.

"Nuestro bebé." Confirmó el con un suspiro, sentándose nuevamente. "Nuestro bebé."

"Ya ve Don Fernando como si tenemos cosas más importantes que discutir."

"Si. Entre ellas, cuando me va a quitar el Don." Fernando hablaba sin apartar la mirada de las fotos que Lety le había dado. "No es posible que mi mujer, la madre de mi hijo, me siga hablando de usted. Es algo muy raro, ¿no cree?" La sonrisa de Don Fernando era la de un niño que estaba solo en una tienda de juguetes.

"¿Su mujer? ¿La madre de su hijo? A ver, Don Fernando, ¿acaso está usted contento con la noticia?" Leticia no podía ocultar la duda en su tono.

"¡Por supuesto que sí!" Fernando levantó la mirada. "¿Cómo no me va a dar felicidad saber que la mujer de mi vida, la persona que más amo sobre esta tierra, me va a dar un hijo?"

"Ay Don Fernando, por un sinnúmero de razones." Leticia comenzó a enumerarlas con los dedos dramáticamente. "Primero hasta hace unas horas, yo era la otra. Que cliché más cansado. Segundo, sus papás. Tercero, los míos. Cuarto, la empresa. Quinto, que va a decir la gente, su gente más que nada. Sexto, estamos hablando de que hay embarazos inesperados y esto viene siendo lo que le sigue a eso. Séptimo..."

"Calmeeeeee, calme, Lety por favor, se va a lastimar. Respire." Don Fernando tomó su mano derecha, apretando sus propias costillas con su mano libre. Entre la sobreabundancia de pensamientos que lo envolvían, muchos de ellos estaban dedicados a maldecir la hora en la que decidió que morir a golpes sería la solución a sus problemas, cuando lo único que consiguió fue que le impidiera disfrutar este momento plenamente.

"Calmoooo." Lety respiró hondo.

"Mire, no puedo darle las siete respuestas que quiere, pero si le puedo decir, que pase lo que pase, lo enfrentaremos juntos. Conceptos no tiene nada que ver en esto. Nuestro amor y nuestro bebé no tienen nada que ver con la empresa. Mis padres, sinceramente, me tienen sin cuidado. Los suyos, pues... a ver de a como me toca con Don Erasmo. Pero con un bebé en camino, sinceramente, no tiene muchos argumentos para oponerse a que nos casemos. Ya no me acuerdo de que otras cosas mencionó, pero le prometo que todo va a estar bien."

La Fea Más Bella: Amor del BuenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora