Capítulo 2: El Mesón de San Diego.

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Una vez en el carro, Fernando se moría de ganas de besarla, de sentirla cerca, y sin pensarlo dos veces se acercó a ella para darle un beso sin importarle que Celso los pudiera ver. Pero Leticia lo detuvo, recordándole precisamente del hecho de que no estaban solos. Fernando no terminaba de entender por qué su cambio de actitud, pero estaba dispuesto a lo que fuese con tal de reconquistarla. El la necesitaba a su lado para poder vivir, y no estaba dispuesto a perderla.

Cuando llegaron al restaurante, Fernando y Lety siguieron al mesero hasta el centro del restaurante. Fernando intentó evitar a todos sus conocidos, pero parecía que todos estaban empeñados en saludarlo. Él no quería presentar a Lety, pero ella se encargó de presentarse sola.

Una vez en la mesa, Lety le pidió su celular a Don Fernando para llamar a su casa. Mientras Lety hablaba realmente con Tomas, recobrado fuerzas para continuar con su plan, un hombre muy extraño se sentó en la mesa para hablar con Fernando de su necesidad de enderezar sus prioridades y actuar con honestidad. Lety regresó a la mesa muy segura de sí misma. Después de pedir una limonada para Lety y un Whiskey para él, Fernando no perdió tiempo en cuestionar a Lety, pero las interrupciones no paraban. Primero el mesero, después una mujer muy resbalosa, por cierto, que lo besó dos veces alterando de más a Leticia. Después que se fue esa, llegó una española a apretarle los cachetes con toda la confianza del mundo, interrumpiendo la conversación sobre su sueldo y su coche que Fernando quería tener.

"Leticia, yo estoy muy preocupado por su actitud. Durante estos días, no he podido dormir."

"Usted tiene insomnio desde que quedó como presidente de Conceptos." Le refutó Leticia seriamente.

"No Leticia," Fernando se rio sarcásticamente antes de contestarle. "Es muy diferente esto. Quiero saber que está pasando entre usted y yo."

"Nada Don Fernando." Ella lo tomó de la mano, pero él se soltó rápidamente. "Todo está muy bien."

"No. No. No. Yo no le creo. Usted está muy extraña. Me ha rechazado. Es más, prefiere estar con Tomas Mora que conmigo." Fernando exhaló, frustrado.

"No Don Fernando," Ella lo tomó de la mano otra vez. "¿De dónde saca eso?"

"No juegue Leticia por favor, no juegue." Fernando se soltó una vez más de ella. El se moría por acariciarla en todo momento, pero esta conversación no podía esperar. "Ahora se la pasa de arriba para abajo con él, tanto, que no entiendo por qué no está aquí sentadito, cenando con nosotros. Dígame. ¿Qué pasa entre ustedes?"

"Nada Don Fernando, ¿Cómo cree?" Lety intentaba parecer despreocupada, pero los nervios la comenzaban a traicionar.

"Pues sí creo fíjese. ¿Se acuerda Leticia? Un día usted me dijo que estaba enamorada de mí. ¿Ya se le olvidó? ¿Ya no me quiere Lety? Dígame. Dígame porque yo necesito saberlo." Fernando la mira fijamente a los ojos, esperando su respuesta. "Lety, por Dios, ¿no me va a contestar?"

Leticia intentó controlar sus emociones antes de responderle. "Don Fernando, yo sigo enamorada de usted." A pesar de querer parecer indiferente, sus palabras estaban cargadas con el peso de la verdad, y su corazón no dejaba de palpitar aceleradamente.

"Eso dice Lety, pero no le creo, discúlpeme." Fernando quería creerle, necesitaba creerle, pero su reciente frialdad y alejamiento con él le dolían y lo hacían dudar.

"Ah, ¿no me cree?" Le preguntó Leticia sin poder creer que se atreviera a dudar de su amor.

"No." Fernando se hizo el duro. "No le creo nada."

Leticia se acercó lentamente a él, y él, completamente hipnotizado por su mirada, se acercó a ella. Estando a milímetros de rozar sus labios, Fernando se alejó reaccionando.

La Fea Más Bella: Amor del BuenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora