CHAPTER SIX

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"Por tentaciones como tú, hay tantos pecadores como yo".

Draco

Tomo un sorbo de la taza de cafe que me preparo Blaise, estoy en su departamento después de que por poco Klaus se diera cuenta de que me estaba besando a su hermana. ¿Y quien se quiere meter con Klaus Fortier? Nadie...

La herida no fue mala después de todo, el medico le indico que dentro de un par de semanas su lindo escote quedara intacto. Aunque no sabia que padecia de piel sensible. De seguro que la primera vez la marque mucho y de recordarlo casi me hace palpitar la polla, de no ser porque me siento como la mierda.

Soy un hombre claro que va por lo que quiere aunque deje el cuerpo en el camino, yo siempre logro lo que me propongo y justo ahora quiero follar... ¿Con quien? Con la maldita rubia que me mira como la mierda, como si yo fuera el culpable de todas las desgracias del mundo.

Esa actitud de niña buena la quiero mandar por el carajo, quiero recordarle que gimió bajo mi cuerpo y que enloquecio con cada toque lleno de perversión y lujuria, pero a la vez yo también quiero olvidar como se siente estar dentro de ella.

Quiero olvidar el sabor de su piel, pero lo tengo impregnado en la boca y por si fuera poco llevo el olor de su cuerpo en mi nariz.

El problema de relacionarme con mujeres que conozco es que todas son locas y cuando no son locas son duras. Sí, estoy hablando de la maldita rubia que esta a dos pisos encima mio y que esta bailando sensualmente en mi cabeza.

Estoy deseando tanto enterrarme en ella que tendre que hacer cosas para no saltarme encima cada ves que le mire el culo.

No se que tiene ella, no sé si es el puto orgullo masculino que me cargo el que hace que mi pito se me llene de sangre de solo imaginarme entrando en su estrecho coño.

Quiza es que me estoy pasando mis propias palabras por el culo y quiero violar la advertencia que yo mismo me puse, quiero negar el que quiera volver a hacerla mia.

Como si lo fue...

—Hey, ¿tierra llamando a Draco?—pregunta Blaise mientras saca unos platos de su alacena, junto a dos copas y una botella de vino.

—Ujumm.

—¿Que te pasa? ¿Te cabreaste porque uno de los amigos de su hermano le beso la mejilla enfrente de tus narices?

Si supiera que nisiquiera los vi, pero siendo ella a ese desgraciado lo busco y le dejo bien claro que mira donde no debe.

Me mira pensativo, sirviendo dos porciones de esa deliciosa tarta de queso y frutos rojos.

—Es logico que pienses en ella.—Responde.—lo sabia, te conozco muy bien. Tienes que darle rienda suelta a tu mente.

Cuando le doy riendas sueltas a mi mente todo termina en caos, en sexo, pero especialmente en caos.

Blaise me mira como si supiera lo que he estado pensando sobre ella y pone cara de espanto.

—Bueno, mejor no.—continúo comienso tarta.—Mejor vamos a la iglesia los domingos.

—No gracias.—rechazo su falsa invitación.

—Solo te avizo que no voy a pecar para irme contigo al infierno.

—Bueno, el infierno ya no necesita de nadie más cuando yo este en el.

—Astoria no sabe con quien se esta casando...—anuncia.—por cierto, ¿como esta ella?

—Ni puta idea, no la veo desde hace como una semana, no me contesta los mensajes, ni se esfuerza en tomar una pluma y papel para mandarme una carta.

Terminamos de comer, el lleva los platos al lavabo y se queda mirandome detenidamente. Se que tiene algo que decirme, lo conozco desde que tenia acne en el jodido rostro. Se tantas cosas sobre el como el las sabe de mi.

PLAYING WITH FIRE | d.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora