CHAPTER TWENTY TWO

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"La magia florece... solo en almas especiales. Aún así, debemos escondernos en las sombras."

—Grindelwald

Draco

Camino sigilosamente por los pasillos de la gran mansión blanca, hay guardias por toda la entrada pero eso no impide mi marcha para encontrarla.

Me aproximo hasta su alcoba con seguridad mientras por dentro guardo el miedo.

Voy acercandome poco a poco hasta ver pisadas de sangre hasta ver cadaveres muchos regados en el suelo que se dirigian hasta la habitación.

Paso por encima de los cuerpos sin realizar ningún sonido e ingreso al interior. El gran ventanal que ocupa toda una pared esta cubierto por un espeso cortinaje en color negro, rodeando la habitación hay vitrinas con fustas, latigos y demás objetos de tortura, no obstante mi impresión la capta una cantidad enorme de oro que hay por todo el lugar.

Reparo toda la habitación admirando la cama que fue echa para dormir en el mismisimo lado oscuro, hay un diván en el centro, miro al techo y diviso un animal.

Era una serpiente gigante justo como la que tenia el señor oscuro, esta baila bajando lentamente al suelo acompañada de una repentina musica de piano que me causa escalofrios, mesclada con gemidos y susurros.

Los simples mortales temen de lo que viste.—la voz sensual me saca del estado de admiración.
—Mereces que te llamen un gran mago.

Es la misma mujer de la fotografia que Blaise me enseño.—¿Margaret?

Estoy tan absorto en las sensaciones que desata por su sola presencia que me es imposible mover una sola articulación. Me quedo inmovil y ella desliza su mano desde mi nuca hasta mis costados, sus caricias me estremecen y descontrolan a la vez, pero no lo doy a notar.

Sus manos ascienden hasta mi pecho cuando esta frente a mi, choco con su sonrisa mentirosa y a la vez hechizante, unos ojos azul verdosos mu bellos y unos labios tentadores acompañados de un labial rojo vino.

En su cabeza posa una corona de diamantes finamente costosa que la identifica como reyna, cada vez que analizo sus caracteristicas fisicas estoy convencido de que es la persona más hermosa que haya existido, es extrema y peligrosamente bellisima, pero esa belleza no nubla la maldad en ella.

Sin embargo eso fue lo que me trajo para llegar a ella.

—Me encanta como me alaban tus ojos.—Susurra muy cercas de mis labios.—mi hombre estaria muy celoso de ello.

Me eriza la piel y los recuerdos de la noche anterior se pasean por mi mente, cuando se llevaba y les daba placer a los condenados y al final los terminaba matando usando las manos que ahora indagan por mi rostro. Me ciego por completo y por instinto mi hombria crece por su cercania me besa y la dejo enredando su lengua con la mia. Sus labios son suaves chocando con los mios es coqueta y termina dandome una mordida en mi labio inferior.

Me vuelve a besar e ignoro el ligero dolor de la mordida, me atrevo a colocar la mano sobre su cinrura y con fuerza la pego a mi asustandome al recordar que nadie que no fuera su hombre debe tocar a la reina.

Me libero sin tratar de ofenderla, por sus labios se derrame una fina linea de sangre y al tentar mis labios, los dedos quedan con acumulo de sangre.

—Perdoneme.

—Para pedir perdón debes inclinarte.—Recoge la sangre y la prueba.—Delicioso.

PLAYING WITH FIRE | d.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora