Capítulo 7

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Hace unos años, en el Bosque Leinad...

La pálida mano impacta sobre su cálida mejilla, siente el frío de la palmada antes de que de paso al dolor y ardor por la cachetada. El licántropo de pelo azabache no se sorprende por la acción que toma la vampiresa de pelo negro, pues sabía que solo es el principio de las consecuencias por lo que hizo.

El joven licántropo levanta la vista firmemente y sin amedrentarse, no se arrepiente de lo que hizo y lo volvería a hacer si tuviera la oportunidad. Todo está oscuro, pero eso no le impide ver con claridad; le rodean los árboles y la niebla. La vampiresa de ojos azules se da la vuelta dando un frustrado gruñido, y el licántropo aprovecha para ver algunos árboles de rosas y sonríe al recordar algo.

—Me voy por algunos años y de lo que me entero es que estuviste vagando, en vez de prepararte, que estuviste involucrado en un incendio y tuviste contacto con otra licántropa ¡¿Acaso se te olvidó por qué haces esto, Khytar?! —Expresa molesta volviendo a golpear al licántropo.

—Ya no le encuentro sentido a esto, Marcy —Gruñe revelándose contra su maestra— ¿Por qué seguir en esto? ¡¿Por qué seguir empeñados en una venganza que no nos pertenece?!

—¡Porque era tu madre! ¿No lo entiendes? Es tu deber vengarla y hacer pagar a todos los que ayudaron a Layla y a sus descendientes —explicó como si fuera lo más obvio, volviendo a golpear el rostro del joven.

—¡Ella lo sabía! Ella sabía que lo que hacía estaba mal y si ella murió por hacer las cosas mal, entonces, lamento decirlo, pero lo tenía merecido —dijo firme ganándose un golpe más que lo tumbó al suelo, donde su rostro se ensució de tierra.

—¡Estúpido malagradecido! —Sin parar y llevándose por la ira, comenzó a golpear el cuerpo licántropo que aún se encontraba en el suelo.

—Adelante, golpéame todo lo que quieras —Comenzó a decir levantándose lentamente cuando la vampiresa dejo de golpearle—, pero no cambiaré de opinión —Concluyó firme con la frente en alto sintiendo la sangre bajar de su labio.

—Khytar, pequeño, aún no lo entiendes —Su voz se tranquiliza y se vuelve melosa, una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro—. Yo te haré entender —Asegura haciendo señas a la oscuridad.

—¿A qué te refieres? —Con desconfianza impregnada en su voz, sus ojos viajan a la oscuridad donde Marcy señala y encuentra a su padre saliendo de ella con una bebé en brazos.

—Ella es tu hermana y sé que no quieres que algo malo le pase, ¿cierto? —Amenaza de manera sutil, pero el mensaje queda claro, si no obedece esa bebé va a pagar el precio.

—Eso es imposible —Ríe el licántropo menor, pero luego su risa se volvió nerviosa al ver que su padre no lo negaba— ¿Verdad, padre?

El licántropo solo sonríe y deja a la bebé en el suelo de forma un poco brusca, la pequeña se remueve incómoda por el cambio de ambiente.

—Disfruta a tu hermanita —Fue lo único que dijo, antes de tomar por la cintura a la vampiresa.

—Volveré en unos minutos, espero que ya veas el mundo de la misma forma que yo —Y sin decir nada más, ambos se fueron.

Con duda el licántropo, que se había quedado solo, se acercó a la pequeña que solo estaba rodeada por una manta; la bebé comenzó a llorar y el pelinegro se alarmó por eso, y ahora sin dudarlo se arrodilló frente a ella y la tomó en sus brazos para empezar a mecerla sin saber muy bien qué hacer.

Nota que la pequeña tiene al menos unos meses y su piel era tan pálida que temió que estuviera enferma, pero el olor a vampiro entro a sus fosas nasales de forma leve, acercó a la pequeña hasta oler detrás de su oreja y comprobó que efectivamente es una vampiresa, pero también es licántropa; la pequeña comenzó a reír por el roce de piel.

El Bosque LeinadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora