Capítulo 4

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En el receso del mediodía Kayla camina entre los pasillos de la nueva institución, mientras sus pies la llevan a un lugar indeterminado puede notar cómo los alumnos la observan de distintas maneras, los licántropos de su manada la miran con familiaridad, y algunos la saludan, las brujas la miran con indiferencia y los vampiros la miran con rastro de molestia. Manda sus ojos al cielo como costumbre heredada de su madre y sigue su camino; el olor a brujos y vampiros mezclado con el de los licántropos no le molesta tanto como al comienzo de la jornada, quizás sea por el aroma a lavanda que percibe de las flores que están en los tarros cada par de metros.

Al pasar por un pasillo en busca de Marcos ve a un vampiro que hace que su sangre hierva; es Aidan, el rubio que causó todo el problema en la mañana y el que lastimó a Olivia, su mejor amiga. Le observa fruncir los labios y apretar la mandíbula, está visiblemente incómodo y se acerca a él sin saber cómo empezar la conversación.

—¿Has visto a Marcos? —Pregunta con un poco de molestia filtrándose en su voz.

—¿Disculpa? —A diferencia de Kayla, él no disfraza su molestia y la mira con cierto grado de desprecio.

—Te pregunto por Marcos, el licántropo que estaba con nosotros en la mañana cuando atacaste a mi mejor amiga sin razón aparente. ¿No lo recuerdas? Pelirrojo, ojos azules, el licántropo que parece llevarse bien con tu hermana —explica Kayla cruzándose de brazos.

—Sé quién es —responde—, pero no lo he visto.

—¿Y no sabes dónde está tu hermana? Quizás anden juntos —especula.

—¿Por qué andarían juntos? —Se cuestiona.

—Parecían llevarse bien, se pasaron todo el camino a la institución hablando como amigos de toda la vida —Kayla recuerda como Marcos hablaba muy amenamente con la vampiresa mientras caminaban.

—Mi hermana es muy social —dice Aidan soltando una pequeña sonrisa al recordar a su hermana dicha sonrisa fue borrada al inhalar y sentir el aroma de las otras especies entrando a su sistema, cambiando la sonrisa por una mueca de asco.

—Si el olor te resulta insoportable, intenta concentrarte en el aroma a lavanda, es relajante, además hay más olores en el ambiente, distingo algo dulce, pero no estoy segura de qué es —Le dice sintiendo un poco de empatía— Sé que también te molesta la mezcla de nuestros olores —Aidan la mira con desconfianza—. Si quieres no me hagas caso, solo intentaba ser amable —Sisea entre dientes las últimas palabras dándose la vuelta para irse.

—Espera —dice en un susurro girando los ojos y dando una inhalación profunda, centrándose en percibir el aroma a lavanda—. De alguna forma tu olor no es tan horrible si hago lo que me sugeriste —dice con un poco de gracia.

—Lo sé, desde que lo hice puedo tolerar un poco tu olor—responde de la misma manera y ambos sonríen.

—Gracias —Habla con sinceridad—. Lamento lo que pasó esta mañana.

—Eso díselo a Olivia —El vampiro la mira con cierto interés.

—¿La humana se llama Olivia? —Pregunta en un susurro dando un paso hacia Kayla.

—¿Pero qué tenemos aquí? —Una voz masculina se hace presente interrumpiendo la conversación, Kayla gruñe al ver de quién se trata y Aidan frunce el ceño por la acción de la licántropa.

—¿Quién es? —Curiosea el vampiro refiriéndose al licántropo que llegó con otros tres personajes.

—Solo un idiota —responde Kayla rodando los ojos.

—La pregunta aquí es: ¿Quién es este vampirito y por qué estás con él? —El licántropo recién llegado de ojos marrones y piel tostada mira despectivamente a Aidan quien se plantea la idea de golpear al idiota.

El Bosque LeinadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora