Capítulo 18

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Hace algunos años.

—¡Ma'! —Un licántropo llama a su madre mientras baja las escaleras.

—¡Estoy en la cocina! —Le responde su madre alzando la voz.

A paso ligero llega Marcos hasta la cocina, donde su madre Raquel se encuentra haciendo un jugo. La madre del licántropo lleva su pelo rojo atado en una coleta un poco revuelta, mira a su hijo llegar y le sonríe.

—Mami, voy a salir un rato —dice a su madre abrazándola por la espalda aprovechando que es más alto que ella.

—¿Vas solo? —Pregunta sin girarse y sin detenerse de su labor.

—Sí, no voy a tardar —dice separándose de ella.

—Está bien, no vuelvas tarde —El chico sonríe y deja un beso en la cabellera de su madre, el pelo rojizo de su progenitora fue heredado parcialmente en él, dejando que su tono de cabello sea parcialmente rojo.

Minutos más tarde, un lobo de pelaje de marrón corre a paso ligero disfrutando de su paseo, ya anocheció y la oscuridad que le rodea no es un impedimento para disfrutar del paisaje.

—Hace mucho que no salíamos —habla su lobo tranquilo luego de respirar profundo.

—Sí —Concuerda con él—, la escuela nos está consumiendo el tiempo.

—¿Llegamos a Aidia? —Pregunta luego de unos minutos al reconocer el lugar.

—Sí, estamos en Aidia, pero como estamos prácticamente en la frontera, dudó que nos encontremos con un...

—¡Vampiro! —Le interrumpe Mark, su lobo— Huele a vampiro, más bien... a vampiresa —Aclara deteniéndose.

—¿Y cómo puedes distinguirlos?

—Porque el olor es de Nadia —Dice como si fuera lo más normal.

—Pero...

—¡Pero nada! —Le vuelve a interrumpir— Vamos a ver —Sentencia caminando, guiándose por el olor, Marcos rueda los ojos.

—¡Esto es increíble! —La voz de una vampiresa se hace presente.

—Sí era Nadia —Le dice a su lobo.

—Te lo dije —Menciona divertido acercándose a la vampiresa.

Si bien no sé habían acercado demasiado y aun ocultándose entre los matorrales, la vampiresa se dio cuenta de su presencia.

—¿Mark, eres tú? —Pregunta para estar segura mientras se voltea.

Cuando ella se ve gira por completo ve a aquella gran figura en medio de la noche con unos ojos oscuros y un pelaje que fácilmente se puede perder en entre los árboles, Nadia sonríe al reconocer al lobo y se acerca a él con confianza, la gran bestia inclina ligeramente su cabeza para que la pálida mano de la vampiresa acaricie su pelaje.

—¿Cómo estás? —Intenta preguntar el lobo a la vampiresa, pero está solo obtiene unos gruñidos.

—Por si te lo preguntas estoy bien —dijo respondiendo sin saberlo a la pregunta del lobo.

La vampiresa se sentó en el suelo con aspecto agotador, siente como el lobo se sienta al lado de ella y deja recostar su gran cabeza sobre las piernas de la hembra. Con sus profundos ojos oscuros fijos en Nadia le interroga con la mirada.

—Es solo que estoy agotada, he tenido mucho trabajo como «Princesa» —expresa con sinceridad bajo la atenta mirada de su amigo, quien ladea la cabeza al ver las comillas que usa en la última palabra— ¿Qué?

El Bosque LeinadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora