Prefacio

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Un par de mujeres cargan un cuerpo decapitado al cual le falta un brazo, un niño de diez años corre al encuentro de dichas mujeres paralizándose al ver a su madre sin cabeza ni brazo y llena de sangre.

—¿Mami? ¿Qué tienes mami? —Pregunta inocente el niño con un poco de temblor en la voz acercándose al cuerpo inerte de su madre— ¡Mami! ¿¡Qué te pasa!? Respóndeme, por favor —grita intentando abrir los ojos de su progenitora.

Dos licántropos castaños aparecen junto a una pálida vampiresa de pelo negro y ojos azules. Los varones se tapan la boca al ver la barbaridad que tienen enfrente y a uno de ellos se le cristalizan los ojos.

—Papá, ¿qué le pasa a mi mami? ¿Por qué no me responde? —Vuelve a preguntar el pequeño con voz confundida intentando sostener la cabeza de su madre, mira a su padre, uno de los licántropos, su nombre es Maikel, sin embargo, él solo desvía la mirada sin decir nada— ¿Tío Mike? —Pregunta está vez a su tío, el otro licántropo, pero su reacción fue igual a la anterior.

—Está muerta —La frialdad en la voz de la vampiresa hace que todos los presentes centren su atención en ella.

—¿Muerta? No, no puede ser —Las lágrimas se comienzan a formar en sus ojitos al darse cuenta del estado de su madre— ¡Mami! Despierta, mami, por favor.

—Es inútil, ella no regresará—Sentencia sin pudor la de ojos azules y nadie tiene el valor de contradecirla.

—Pero, Marcy, ¿Y si intentamos traerla de nuevo a la vida? —Pregunta Maikel, el amante de la difunta.

—Es imposible, quién la mató fue la misma diosa Luna, nadie puede revivir si es asesinado por una diosa —Concluye mirando al

Los pequeños ojos del niño se llenan de lágrimas crueles que no tardan en salir mojando su rostro, las intenta limpiar, pero solo se ensucia con la sangre de madre, se da cuenta de que su ropa está manchada de aquel líquido rojo, al igual que sus manitos; el pequeño comienza a llorar sin cesar.

—¿Por qué? —Susurra el menor— ¿Por qué le hicieron esto a mi mami? —Comenzó a decir el pequeño mientras soltaba sollozos sin entender quién le haría eso a su madre.

Todos observan al pequeño llorar sosteniendo la cabeza inerte de su madre, nadie tiene las palabras o el valor para acercarse y confortarlo, ni siquiera su propio padre, quien no tiene ninguna conexión emocional con él. Sin embargo, la vampiresa sonríe viendo una oportunidad.

—Pobre, cachorro —La voz de la vampiresa es suave, hace eco entre los árboles, ella comienza a acariciar el pelo oscuro del infante y se arrodilló para quedar a su altura—. Todo estará bien, pequeño.

El niño salta a los brazos de la mujer al sentir consuelo venir de su parte, la vampiresa se deshace de la cabeza de la madre muerta lanzándola a una esquina y carga al pequeño diciéndole palabras dulces y arrullandolo tiernamente.

—Tranquilo, Khytar, todo estará bien, yo me encargaré de todo —Le asegura abrazándolo.

—Marcy, ¿Cuáles son tus intenciones con él? —Pregunta una de las mujeres que trajo el cuerpo de la difunta, en su voz se nota la desconfianza.

—Ustedes no tienen que preocuparse —dice a todos los presentes—. Me encargaré de criar a este pequeño con todo lo que necesita para convertirse en lo que su madre nunca fue.

Khytar se siente dolido por la pérdida de su madre y única amiga, comprende que cuando alguien muere no puede volver a la vida; sin embargo, entre los brazos pálidos de la vampiresa encuentra consuelo; se permite llorar libremente en el hombro ajeno y disfrutar de las caricias brindadas.

Marcy se siente afortunada, ve una nueva oportunidad en el cachorro que ha perdido a su madre, aprovechará su inocencia y falta de conciencia en el mundo exterior para moldearlo a su antojo y conseguir sus objetivos egoístas.

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El Bosque LeinadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora