Capítulo 8

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La luna brillaba esa noche del último día del año. Un grupo de seis caminan por las calles del pueblo humano, ubicado en el territorio Aivilo; dicho grupo es bastante peculiar, a la vista de los demás transeúntes ellos solo con un grupo de otros seis jóvenes humanos más, con caretas características de estas fechas, pero no es así.

Solo una persona de ese grupo es humana, se trata de Olivia, una joven arquera de intenso pelo negro, con una careta blanca que tiene dibujados solamente dos ojos rojos, camina a la derecha de un licántropo pelirrojo llamado Marcos, su careta es muy parecida a la de Olivia, con la única diferencia de que el objeto que trae en el rostro, además de unos ojos rojos también tiene dibujados unos labios del mismo color.

En el otro extremo, otra licántropa de nombre Kayla camina junto el grupo, su careta resalta por el color negro que contiene la base, contando también con unos ojos anaranjados con pequeños detalles rojos; el otro participante del grupo es un vampiro de pelo rubio llamado Aidan con una careta en tono canela claro y ojos rozando en el blanco.

Justo en el medio del grupo se encuentra el único brujo llamado Daniel que camina más cerca del licántropo, posee una careta muy parecida a la de Kayla, con la única diferencia de que los ojos de dicho objeto son más rojos que naranjas; por último la vampiresa Nadia, gemela del vampiro y que camina al lado de su hermano, lleva una careta de color marrón difuminados en ciertos lugares dándole una especie de reflejos más oscuros en algunos puntos y más claros en otros, con unos ojos negros.

—Este pueblo humano es muy básico —Comentó Aidan mirando a su alrededor.

—Te escuché, vampirito —dice la humana sintiéndose insultada por lo dicho anteriormente.

—No le hagas caso, Liv —Intenta evitar una discusión la vampiresa al decir esas palabras.

—Nunca lo hago —Susurró a sabiendas de que todos los seres sobrenaturales la escucharon.

—¿Siempre ha sido así el pueblo? —Pregunta Daniel mirando todo a su alrededor.

—No —respondió Olivia deteniéndose unos segundos, la acción fue imitada por los otros cinco —, hace muchos años este era un lugar turístico, muchas personas venían aquí, pero todo cambió un día.

—Una mujer —Continúo explicando Kayla—, se decía llamar Natalia, ella causó muchos destrozos aquí y en mi manada, hechizo a todos y mató a varios, engañando y sedienta de ganas de matar a mi madre por un supuesto pecado que ella nunca cometió ¿O acaso por ser hija de tus padres ya eres culpable de sus errores?

Marcos apretó la mandíbula, su padre, Ángel, se vio muy afectado durante ese tiempo.

—¿Cómo la detuvieron? —Pregunto Daniel suavemente queriendo saber esta versión de la historia.

—Con ayuda de la diosa Luna, mi madre la mató —susurró Kayla.

—Las brujas se encargaron de que los humanos no recuerden nada de lo que pasó durante esos días —Siguió Marcos.

—Sin embargo, varias personas tenían lagunas en sus mentes sobre lo que pasó ese día, demandaron a asociación turística que se encargaba de este lugar y poco a poco las personas dejaron de venir —dijo Olivia mirando a su alrededor—, ahora solo viven aquí los nativos y las personas que decidieron no irse, no somos tantos como antes, pero estamos cómodos aquí —Concluyo Olivia.

Los gemelos vampiros no dijeron nada y Daniel se quedó suspendido por unos segundos, asimilando la información.

—Vamos, chicos, ya estamos cerca de mi casa —dice Olivia cambiando de tema y comenzando a caminar para dejar la conversación cerrada.

El Bosque LeinadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora