Capítulo 14

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Narración: Kayla

Mis ojos se abren, pues no pude conciliar el sueño. Decido levantarme de mi cama para dar una vuelta por la casa; salgo de mi habitación con cautela y bajo las escaleras hasta el primer piso donde me encuentro con mi hermanito Axel durmiendo con Rachelle, la hermanita de Marcos, ambos se quedaron dormidos en uno de los sillones de la casa.

—Que tiernos se ven —expresa Kiari con voz media somnolienta.

—Sí, me da cosa tener que despertarlos para que vayan a dormir en sus habitaciones —digo con sinceridad sin dejar de mirarlos.

—¿Crees que Layla siga en su oficina? —La pregunta de mi loba hace que mire en dirección a su oficina— ¿Y si la espiamos?

Cierro los ojos por la sugerencia que me da Kiari y sonrió aceptando su propuesta, no es como si me fuera a dormir de nuevo. Camino con sigilo siguiendo los consejos que me dio Aidan cuando entrenábamos como grupo hace unos años.

Siempre teníamos la costumbre de entrenar entre todos, me pregunto...

—Concéntrate, Kay —dice mi loba sacándome de mis pensamientos.

Me oculto detrás de una gran columna que queda cerca de la entrada a la oficina de mi madre y justo escucho como se abre la puerta principal , no puedo ver quiénes entraron, pero de todas maneras sé quiénes son.

—Ve a tu cuarto y descansa —Esa es la voz del tío Ángel.

—¿Él no debería estar vigilando las fronteras con Aidia? —Concuerdo mentalmente con Kiari.

—Está bien, buenas noches, papá —Ese fue Marcos.

—¿Crees que haya salido a escondidas y Ángel lo encontró?

—Es probable —responde Kiari a mi pregunta.

Escucho los pasos de Marcos, subir los escalones; mientras que unos pasos más apresurados se aproximan en mi dirección, me escondo mejor para no ser detectada y cumplo mi propósito cuando mi tío Ángel pasa derecho hasta la oficina de mi madre y cierra la puerta con seguro.

—¿Ángel? ¿Qué pasa? ¿No estabas haciendo guardia en la frontera con Aidia? —La voz de mi madre, suena un poco cansada y confundida, la imagino sentada en su silla de escritorio con un montón de papeles al frente de ella.

—Sí, allá estaba, pero algo pasó, y tengo un muy mal presentimiento —Escucho pasos caminando rápidamente por la oficina, supongo que es Ángel quien camina nervioso.

—Para que abandones tu posición y estés así, debe ser algo grave —Identifico la voz de mi padre, a él lo imagino sentado en la mesa donde están todos los papeles.

—Creo que es Natalia.

Hay un silencio sepulcral, y sé por qué es, todos conocen la historia de Natalia, era una licántropa que abandonó a su loba, se volvió bruja y luego de mucho tiempo y de muchas cosas que no contaré, mi madre la mató y su cuerpo se lo llevaron las brujas.

—¿Natalia? Pero ella está muerta, yo la mate —Gruñe mi madre, entre molesta y otro sentimiento que no pude identificar.

Mamá fue una de las que más tuvo secuelas, matar a alguien, por más malvada que sea esa persona siempre le deja secuelas al asesino, en este caso a mi madre, desde pesadillas hasta depresión, culpa, arrepentimiento; lo que la mantuvo a flote fue la manada.

—Yo sentí su olor cuando venía a traer a Marcos —dijo mi tío Ángel.

—Contexto —Pide mi padre, lo imagino con los brazos cruzados detrás de mi madre mirando a Ángel.

El Bosque LeinadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora