Capítulo 29 Advertencias

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Capítulo 29. Advertencias

Canción: I lost myself - Munn

Durante la noche, Rodrigo y Nara no hablaron más, ella estaba concentrada en sus propias pesadillas y él... Trataba de encontrar la manera de evitarlas. Pero no sabía cómo, pagaría sus deudas. No había duda, no importa cuánto dinero fuera, pero tenía que hacerlo.

Nara sollozó casi dos horas y se preguntó por qué nunca había llorado, pues se veía que aquellas lágrimas eran el resultado de que ella las dejara pasar. Oh su pequeña Nara se había dejado la máscara de la chica ruda en el restaurante, no inclinaba la cabeza y caminaba recto, pero aun así sentía dolor, mucho dolor. Cada pisada, parecía que se derrumbaría.

Por la mañana, Rodrigo le preparó el desayuno, se levantó temprano pues no podía dormir. Él nunca había sido de las personas que pasaban largos letargos en cama pues sentía que debía aprovechar su tiempo con su trabajo o descansando, dormir podría esperar para los días de su vejez.

No era muy fanático de los desayunos altos en calorías (ni de ningún tiempo de comida con esas características) así que le preparó a su chica una tortilla de claras con zanahoria, papa y brócoli. Una gran taza de café y le hizo fresas salteadas con azúcar (sí sabía que eso rompía la dieta por el caramelo que le ayudaron a saltearlas pero estaba bien) y subió. La chica estaba en el baño cuando subió, salió con la cara lavada y no quedaba rastro del ovillo que había dejado en la cama por la mañana, así era ella, así era Nara.

No podía llorar para siempre. O lo haría, pero no en ese momento que estaban de vacaciones.

-Hey buenos días- Llamó Rodrigo, la chica se tallaba los ojos- Te vas a lastimar.

Dijo él dejando la bandeja en el tocador. Había un clavel rojo en un pequeño florero que había encontrado, le debía su flor de ese día. Ella lo abrazó cuando estuvo lo suficientemente cerca, con la barbilla en el pecho de él volteó a verle.

-Me hubieras despertado, ya es tarde- Dice ella sonriéndole.

-Ah te olvidas que estando con el jefe, yo pongo los horarios y puedo ser algo permisivo- Dijo quitándole un poco de cabello que había corrido por su cara y lo colocó detrás de su oreja, estaba mojado seguramente de cuando se lavó la cara- Además, tienes que comer para empezar el día con energías.

Nara no discutió y se dieron un beso. Un beso tierno, lento y sincero. Lo que más necesitaban los dos.

-Iré al pueblo, o mejor dicho al centro. Compramos pocas cosas y estaremos aquí dos días prácticamente, por la tarde podemos salir a dar un paseo y despejarnos. El miércoles iremos al parque a subirnos a la tirolesa, el jueves te llevaré a un antro a bailar y el viernes iremos a nadar- Nara sonrió, su chico ya tenía todo planeado. Le encantaba- Y el sábado y domingo podemos descansar, pasear por ahí y terminar el trabajo pendiente... A no ser que tengas una objeción- Dijo levantando una ceja coqueto.

-Qué novio tan eficiente tengo- Dijo ella dirigiéndose a ver su teléfono, quería avisarle a sus papás que estaba perfectamente bien, que habían llegado bien y su primer día había sido bastante tranquilo- ¿Es para mí?

Dijo bajando el teléfono una vez que el mensaje tenía dos palomitas grises marcadas en el chat.

Rodrigo asintió y se dirigió hacia ella con la bandeja en ambas manos.

-Te debo unas flores por los días en los que vamos a estar aquí... Encontré un clavel rojo, sé que es un cliché pero ¿Qué hay de malo con ello?- Nara negó y sintió un nudo en la garganta, había sido tan comprensivo, tan paciente y no le había dicho nada por mantenerse en silencio, respetaba sus decisiones- Muy bien, tengo que hacer una llamada, después de ello iré al centro por víveres y ver qué haré para comer, mientras tú pequeña te quedas aquí, comes tu desayuno y te bañas, si quieres hacer trabajo dejé tu bolso con la computadora y papeles en el estudio de la casa.

Latido | Rodrigo Herrera - Sharktank México |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora