Capítulo 18. Reconocimiento.

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Capítulo 18. Reconocimiento

Rodrigo tenía una pila de papeles por autorizar a un lado, mientras tecleaba en su computadora, su puerta se abrió.

-Arturo, tengo muchas cosas que hacer, te lo dije, podemos comer luego- Dijo frotándose la frente, uno de los cálculos de la empresa había salido mal, se acomodó la corbata sin mirar a quien pasaba a su oficina.

-Hoy quise venir a comer, podemos invitar a Nara. Deja eso compadre, hay muchas cosas que pueden esperar- Dijo Arturo sentándose frente a él, había manejado una hora para venir a ver a su amigo, sabía que quería hablar del periódico- ¿Por qué ocultaste a Nara de los periódicos? Sí sé que lo de la vida privada y fuera de chismes, pero... ¿Se lo comentaste?

-No. Pero créeme, Nara no desea que la lastimen con críticas o que ya no pueda salir de su casa sin recibir miles de flashes en los ojos. Se lo comentaré por la tarde que la lleve a casa, tiene tanto trabajo como yo- Dijo tomando un bolígrafo negro en plateado se leía: Mont Blanc, firmó unos papeles después de confirmar cargamento- Y tendrá mucho más trabajo, necesito reducir costos de envío para estos maquillajes, sino voy a tener que subir los precios... Agh no me mires así, no voy a arruinar las cosas.

-Mírame a los ojos compadre y dime que esta vez va a ser diferente. Por Nara y por ti.

Rodrigo había tenido muchas novias, tanto oficiales como no oficiales, muchas citas y salido con chicas de muchos países, ninguna de ellas había sido lo que esperaba o incluso algunas veces había terminado bastante herido. Sabía que se estaba acercando al punto de desesperación, era curioso cómo un hombre con tanto dinero y posibilidades infinitas se podía sentir tan... Vacío. Por todo el tiempo que pasó en busca de alguien que lo viera más allá de un signo de alguna moneda.

Y del otro lado estaba Nara, con su deuda, con un exnovio agresivo y tóxico. Rodrigo no podía herirla más, no sabía cuánto más podría aguantar, cuantas decepciones... Cuántas rupturas de confianza y desilusión, no sabía y no lo iba a averiguar. Los dos merecían un buen inicio de relación, un buen comienzo, sentirse en una zona segura por primera vez.

Y Rodrigo sentía que lo estaba logrando, en el campo de golf rieron, corrieron, estuvieron todo el día charlando y Nara acabó con varias hectáreas de pasto con su palo de golf. Se sentía tan revitalizado, que se sentía incapaz de hacerle daño a aquella tierna chica, que luchaba por dentro y ofrecía lo mejor que tenía para ver un amanecer distinto al que vivía.

La admiraba. La veía con toda la ternura del mundo y sabía que en poco tiempo si seguían así... Llegaría a amarla. Arturo se había convertido en un amigo cercano a él, pronto se enteró de todo lo que Rodrigo había pasado en la vida y se preocupaba por su amigo y por la nueva integrante del círculo, que se había mostrado tan ridículamente amable y cordial, que pareció tan inocente y dócil para el mundo de los negocios, quizá por eso había dedicado su vida a la matemática.

-Agh amigo, de verdad, no quiero hablar de tragedias... Ahora menos. Confía en mí, no voy a ocultarle nada, ni a ella la voy a ocultar ¿De acuerdo? Pero quiero que ella me lo diga y que estemos de acuerdo, odiaría hacer algo sin su permiso que la afecte como son la enorme boca de los periodistas, del internet. Gran herramienta pero al mismo tiempo carnicería humana, no quiero eso es todo. No secretos, no trampas, no nada, ¿De acuerdo? -Arturo asintió satisfecho por la firmeza de su amigo, le daría el beneficio de la duda.

-Pues recorrí poco más de una hora por el tráfico, así que guarda eso y vamos a comer ya.

Rodrigo sacudió la cabeza y suspiró, se quitó los lentes, tomó su saco y corrieron varios pisos abajo para ir por Nara.

***

Nara tomaba la mano de Rodrigo por debajo de la mesa. Su mano y la de Rodrigo estaban apoyadas en su rodilla, la chica se había quitado los lentes y los había colocado en la mesa, había pedido un café americano cargado para empezar.

-Son las 3 de la tarde, eso te va a hacer un hoyo en el estómago- Dijo Rodrigo examinando la taza con cuidado.

-Mira mi seductor caballero, no te metas con la cafeína de una chica. Puedes perder la mano- Dijo apretando un poco su mano- El señor canoso va a matarme del coraje y dormí poco ayer.

Con su mano libre, Rodrigo comenzó a acariciarle la cara, mientras su pequeña Nara se quejaba de él.

-Es un gran trabajador, sólo que por los años toma la confianza de saber lo que pasa, de coordinar.

-Es un arrogante, todo cambia, todo tiene que evolucionar y todo proceso se puede mejorar- Arturo sonrió satisfecho y tomó de su limonada con gas- Ahora me siento incómodo entre los dos pichones de amor, me hubiera ido a comer solo.

Los tres en la mesa rieron. La tarde bronceada anunciaba la segunda mitad del día, para cuando habían acabado de comer, se habían pasado por 5 minutos la hora de entrada a la segunda parte del turno. Rodrigo y Nara iban preocupados en el carro de Arturo en la parte de atrás y él se reía. Aunque Rodrigo era el dueño, se comportaba como si trabajara para alguien más, pero eso era lo que le había llevado al éxito, el compromiso y la disciplina.

-Debí traerme zapatos más bajos.

Dijo la chica mirando sus flamantes tacones de charol rojo.

-¿Bromeas? Te ves preciosa... Usa los zapatos que quieras Nara. Yo te llevaré a casa.

***

Por los pasillos se escuchaban zapatos. Zapatos de pisadas fuertes, los empleados no volteaban a otro lado que no fuera su computador. Se escuchaban las teclas y el contador se volvía loco entre tantos ajustes por hacer, cuánto dinero por ganar.

La puerta fue abierta justo en el momento preciso, a la hora precisa. Sobre su escritorio había muchos papeles, muchas notas, pero había un ticket escaneado e impreso, que llamaba su atención, que encendía una furia desmedida en su ser... No había mucho por hacer, aventó la impresión hacia una empleada que estaba parada a un lado suyo.

-Aviéntale esto a Mauricio, que descuente lo que sea que haya ahí. Que me pase cuánto falta- Dijo sin ver a la joven empleada, que lucía preocupada en su primer día de trabajo, no esperaba nada como aquello- Golpeó la mesa y arrugó los papeles que quedaron debajo de su puño, encendió su computador, y se puso a trabajar- Dile a esa niña inútil que me traiga algo de beber y que se apure con los pendientes que le dejé.

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¡Hola chicos! Espero que estén muy bien, espero que todos en casa se encuentren bien. Quisiera desearles desde ahorita una gran Navidad, no sé si actualizaré en la madrugada como es mi costumbre actualizar muy noche, espero que sí, pero en caso de que no, quisiera desearles una gran Navidad.

Han hecho de este año un gran año, me he reído mucho con sus comentarios tan elocuentes y me da gusto que hayan hecho una comunidad tan linda en esta historia, agradecerles por su paciencia y todo su cariño conmigo. De verdad que las palabras me quedan cortas para darles las gracias.

Espero que tengan una gran Navidad y Noche buena, que todos sus deseos se cumplan, lo que más quiera su corazón se conceda y empecemos un año menos caótico y complicado que este, cuídense mucho y abracen a sus seres queridos, no se queden con las ganas de querer y de decir lo mucho que alguien les importa, anímense, después de todo hay una pandemia afuera, no perderemos nada y podremos ganar muchas cosas más.

Los quiero mucho mis queridos lectores.

ElennAngel.

Latido | Rodrigo Herrera - Sharktank México |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora