Capítulo 31. Tirolesa.
Canción: Magic Shop - BTS (Canción sugerida por una de ustedes, los amor)
Cuando amaneció Rodrigo estaba abrazado a Nara, quizá por culpa, quizá por miedo a lo que había hecho, quizá por temer que siempre sí se le fuera escurriendo entre sus dedos sin darse cuenta. Pero ahora sí, comenzaba a sentir cómo si la chica era una cortina de humo que acabaría por evaporarse.
-Hey.
Llamó Nara abriendo sus ojos, bostezó despacio y Rodrigo la acercó a sí y la abrazó fuerte.
-Amaneciste muy cariñoso-Dice ella tomando en sus pequeñas manos la cara del magnate y soltando una risita-¿Dormiste bien?- Sólo asintió despacio y observó a su chica aún con los ojos a medio abrir, pero movía sus pulgares sobre la mejilla de Rodrigo-¿Ya se nos hizo tarde verdad? Tenemos mucho trabajo.
-Trabajamos ayer hasta pasadas las 12 de la madrugada, fue un día pesado... Hay que hacer otras cosas hoy, Nara. Podemos ir a un parque, almorzar y comer allá y distraernos, nos quedan todavía tres días. A menos que quieras quedarte aquí.
-No. Vamos-Dice ella sonriendo, acerca su frente y le da un besito. Nara se estira y se levanta de la cama y se estira lo más que puede hasta que siente un crujir en su hombro- ¿A dónde iremos?
-¿Recuerdas que quedó pendiente una tirolesa?
-Ay no... Rodrigo Herrera cambia esa cara de maldad.
Rodrigo estalla a carcajadas y también se levanta de la cama, ambos empiezan a ver qué ropa deberían ponerse.
***
Rodrigo manejaba con las indicaciones que le daba el teléfono. Nara estaba maravillada y no dejaba de voltear a ver a todos lados para ver árboles, parques, animales y a lo lejos la laguna donde se veían yates muy alejados del puerto seguramente eran lo triple de grandes de lo que alcanzaba a ver. Rodrigo veía de reojo cómo su cinturón de seguridad se estiraba y se encogía debido a todo lo que se movía la muchacha para asomarse por la ventana. Nara sacudía su pequeña cabeza al ritmo de la música que estaba en la radio, una canción de BTS.
Veinte minutos para llegar a su destino se alzó la voz automatizada de la aplicación por encima de la canción y Nara se asomó a la pantalla del automóvil para ver qué ruta debían seguir. Al fin se recarga en su asiento y suspira algo nerviosa, no era que no le gustaran las tirolesas, le gustaban pero no podía evitar sentir miedo de caer o que el cable de sujeción se rompiera.
-Qué raro- Dice ella después de despegar los ojos del camino para buscar en su bolso, una bolsa negra con estampado de estrellas y gatitos de dibujo, uno pensaría que se veía ridículamente infantil pero se veía bastante bien en ella y resaltaba el accesorio con su ropa de color claro, quizá era por el corte de la bolsa, no lo sabía-No encuentro una tarjeta.
Busca entre las hojas sueltas de la libreta, no esconde los dibujos. Ni mucho menos, siente que se colora de las mejillas, le daba pena enseñárselas a su novio ¿Y si pensaba que era estúpido e infantil?, ¿Cuántos años tenía, unos 15 para hacer esos dibujos? Lo peor era, que tenía cerca de 10 dibujos en total, sólo acabado uno en sus fichas de trabajo pero con el permiso de expansión y repartición de los productos de Genomma no tenía tiempo para poder seguir bocetando.
-¿De qué tarjeta hablas?- Dice él mirando hacia el espejo para ver si pudiera pasar al otro carril. Traga nervioso, pues sabe lo que hizo la noche anterior y que, si la encontraba en el estudio sabría que él había esculcado en sus cosas. Cambia de carril y acelera suavemente. Se acomoda en su asiento, ¿Habría dejado una tarjeta suelta y no se había dado cuenta?
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Latido | Rodrigo Herrera - Sharktank México |
RomanceNara es una chica que llega a trabajar a Genomma Lab con la esperanza de comenzar a hacerse de un dinero personal y pagar algunas deudas que tiene con Hacienda, recién egresada de su carrera en Ingeniería, termina haciendo más bien labores de oficin...