Aquella noche Lee trató de conciliar el sueño, había sido en vano, sus dedos ansiosos recorrían la comisura de sus labios recordando a detalle cada momento de aquel pequeño pero significativo beso (al menos de su parte) que le había dado a Gaara. Se revolvía en las sabanas tratando de buscar una pose que lo dejara dormir tranquilo, de nuevo nada. Su mente no dejaba de recordarle lo cerca que estuvo de poder besar esos labios, de una tonalidad tan... Llamativa.

-- Se suponía que esto era una apuesta -- el estrés lo hizo levantarse tomando su cabello entre sus dedos con algo de ansiedad -- sin embargo terminé enamorado de ti, de tu forma de ser, de tus ojos, los mismos que me engancharon la primera vez que te vi, de tus labios tan lindos, de tu piel tan blanca y... -- en verdad hablar solo en medio de la madrugada con esa tonalidad y ese nivel de "poesía" era muy cliché, demasiado. Estar enamorado de Gaara lo hacia sacar su lado cursi.

Tras un largo suspiro sus piernas flaquearon haciendo que cayera de sentón en la orilla de su cama. Estaba frustrado y confundido. La fuente de su frustración era cierto castaño de ojos casi que lila transparente; si él se enteraba que estaba enamorado de Gaara sería su fin. Por otra parte su confusión rondaba respecto a Gaara, quería decirle tantas cosas, aclararle que estaba enamorado, decirle todas esas palabras que se guardaba e incluso declarar su amor, pero Neji, él era un bache ahora, con él en la "partida" no sería fácil vivir una linda historia de amor a lado de Gaara. ¿Por qué todo es tan complicado siempre? ¿Por qué algo, por mínimo que sea nos frustra así la vida? Vaya lío.

-- ¿Por qué a pesar de que me diste una oportunidad sigo con este juego tan asqueroso? -- miró sus manos y repasó con amargura en su mirada su reflejo en un espejo cercano a su cama. No veía más que un ser horrendo en aquel reflejo -- Gaara ¿Por qué te hago esto? ¿Por qué no soy capaz de frenar? No quiero herirte... No quiero, no -- lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, cada una de ellas más pesada que la anterior, todas cargadas de angustia, dolor y tristeza. Sabía perfectamente que al terminar con toda esta apuesta se sentiría mal, sinceramente lo repudiaba, repudiaba esa sensación de culpabilidad y se repudiaba a él mismo por no frenar nada. Más lágrimas que acababan en su piernas.

Sus mejillas encharcadas brillaban ante la ligera luz nocturna que entraba por una grieta en sus cortinas, los sollozos se fueron transformando en llanto hasta acabar en pequeñas maldiciones cargadas de dolor.

-- Gaara ¡Perdóname, perdóname, perdóname! -- cerró sus ojos un momento mientras mantenía una respiración entrecortada, sus sienes palpitaban ante la presión de todo ese llanto y esa tensión, no estaba acostumbrado a derramar lágrimas, sin embargo cuando algo lo hería lloraba sin parar hasta acabar dormido -- ¡Quiero acabar con todo esto! ¡No quiero lastimarte! ¡Me niego, joder me niego! No quiero que te vayas de mi lado por culpa de mi imprudencia... -- se tapó la cara con sus manos completamente avergonzado, todo su cuerpo temblaba incluidos sus labios. Trataba de calmarse pero las lágrimas no cesaban. Su estado era deplorable, odiaba hacerle daño a las personas y ahora él estaba haciendo lo que más odiaba. Él era el único culpable, solo él. Todo por no echarse para atrás y abandonar esa estúpida apuesta -- Estúpido, estúpido ¡Estúpido! Soy un completo idiota -- esta vez simplemente se dejó caer en las sabanas mirando hacia el techo, su respiración era agitada y poco a poco sus ojos se empezaron a cerrar sumiéndose en un sueño profundo tras haber llorado un río.

 Todo por no echarse para atrás y abandonar esa estúpida apuesta -- Estúpido, estúpido ¡Estúpido! Soy un completo idiota -- esta vez simplemente se dejó caer en las sabanas mirando hacia el techo, su respiración era agitada y poco a poco sus ojos ...

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Apuestas (Gaalee, Leegaa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora