Apuestas (Gaalee, Leegaa)

32

El silencio taciturno de la tarde inquietaba a Lee, dentro de sus preocupaciones estaba encontrar un trabajo, pensaba que unirse a otra universidad sería realmente algo forzado que ya no valía la pena, de todos modos perdió su beca y sin ésta no podría hacer nada en otra universidad. Tuvo una muy mala despedida con el director, el mismo que por cierto era muy respetado en otras instituciones, así que resumiendo, no había nada que hacer. Con su reputación arruinada, sus pocos amigos verdaderos lejos y una absurda cantidad de dinero para continuar se propuso empezar desde cero...

«5 años después...»

-- Doctor... ¿Está ocupado? -- una voz anodina dejó entrar a la joven pasante de aquel pediatra tan respetado por la gran reputación que había ganado, lo consideraban el mejor del lugar. El adulto dentro del consultorio sobaba su cien algo estresado, no obstante esto no sería justificante para emplear un mal humor con la muchacha que bien no estaba haciendo nada malo, solo era una practicante. 

-- ¿Necesitas algo Rebecca? -- la chica en frente suyo acomodó sus lentes con nerviosismo suspirando de manera anormal. Estaba bien ser solo una pasante, lo que notaba exagerado era la timidez o incluso el miedo con el que la chica se dirigía a él, nunca fue malo con nadie de ahí, trataba de ser amable ya que su labor consistía principalmente en los niños, un pediatra gruñón y amargado no daba una muy buena imagen.

-- Hay un paciente nuevo ¡Sé que usted tiene una agenda ocupada! Si quiere yo aviso al padre del niño que no puede -- la detuvo sonriendo con dulzura, si se trataba de un pequeño nuevo lo aceptaría con todo gusto.

-- Tranquila, claro que puedo -- en su mano se coló una pluma mediana con toques dorados, estaba dispuesto a escribir el nombre del nuevo pequeñito -- Su nombre por favor --.

-- Metal Lee... -- una punzada pequeña y rápida recorrió su corazón recordándole a su pequeño y doloroso amor juvenil, el cual tardo en superar. Lee, ese nombre tan único, el mismo que lo había dejado marcado -- ¿Doctor? -- volvió en si escribiendo lento sobre el papel ¿No podía ser tanta coincidencia, verdad? Simplemente fue ese pequeño nombre el cual lo exaltó así.

-- ¿Viene con su padre? --.

-- Doc... Está pálido ¿Le ocurre algo? -- sin responderle con palabras lo único que pudo hacer fue asentir preocupando aún más a la jovencita, si antes estaba en pánico ahora quería desmayarse del estrés.

-- Rebecca, hazlo pasar -- la fémina salió veloz llamando al padre del nipón, su voz fue lo suficientemente fuerte para que Gaara pudiese oír el nombre de el progenitor del mismo desde su consultorio.

-- ¿R-rock Lee, Metal Lee? -- al escuchar esos dos nombres salir de la boca de su aprendiz se imaginaba la situación, su corazón bombeaba como loco moviéndose al ritmo descontrolado clásico de las películas de suspenso y un inevitable sonrojo en sus mejillas se hizo presente traicionando su vago intento de haber olvidado del todo a Lee. Si era solo una coincidencia podría respirar tranquilo, si no lo era... Estaba seguro que se desmayaría en pleno horario de trabajo.

De pronto dos toques sosegados aumentaron aún mas sus nervios poniéndolo más rojo (suponiendo que eso aún se podía) comenzaba a sentir ansias mezcladas con estrés, necesitaba y ansiaba poder esconderse detrás de su escritorio y fingir que no estaba, algo infantil con tintes de cobardía.

-- P-pase por favor -- como si por un momento su corazón de detuviera, detrás de esa puerta apareció la misma persona que recordaba con tanto detalle, era Lee... Estaba más grande, en buena forma, con esa sonrisa resplandeciente y aquellas características cejas que adornaban y daban el brillante toque a su rostro, sin duda alguna... Era él.

Como la primera vez que se conocieron sus ojos volvieron a encontrarse después de tanto tiempo, como si aquel momento mágico les hubiera devuelto el brillo, incluida la chispa que sintieron al verse ese día hace ya unos años atrás en unos exámenes de historia.