Apuestas (Gaalee, Leegaa)

30

Ya afuera de la casa comenzó a escarbar en sus recuerdos encogiéndose al pensar como reaccionaría Gaara, si le aventaría la puerta, o directamente no le iba abrir, algunas lágrimas discretas se colaron en sus mejillas provocando que un ligero sonrojo de vergüenza adornara las mismas, haciendo aún más evidente el hecho que que estaba abochornado.

Tocó tres veces ansioso, tratando de contener las ganas de salir corriendo, aunque a la vez el miedo recorriendo su cuerpo no lo dejaron moverse, parecía que se había incrustado en el pavimento solo oyendo los pasos de su ex novio aproximarse lentamente. Entonces por fin pudo escuchar su dulce voz esta vez apagada, sin ganas.

-- No quiero verte, solo dime lo que quieres, tampoco voy a abrirte, sé muy bien que querrás disculparte, el problema es que no se si quiero hacerlo, ni siquiera estoy seguro de si aún te amo -- solo esa frase le hizo tambalear un poco en su lugar cerrando los ojos con fuerza, a pesar de tenerlos cerrados las lágrimas salían una tras otra cargadas de dolor.

-- Solo escucha por favor... -- dejó de suspirar para poder escuchar a Gaara, a pesar de la puerta de madera gruesa podía escuchar los llantos del pelirrojo, no cesaban, es más se intensificaban cada vez peor.

-- No, ya vete ¡Seguro estás llorando simplemente para convencerme! ¡Eres un falso, aléjate de mi! No sabes lo que ha sido mi vida, me llegan correos burlándose de mi, insinuando cosas horribles o simplemente enviándome tonterías o mi foto ¿Por qué demonios tomaste una foto? ¡¿Que se supone que ganabas?! Te amaba Lee... Jugaste conmigo --.

-- ¡Escucha! No jugué contigo -- la puerta fue levemente abierta revelando un Gaara con ojeras, ya no se veía feliz, lucía más bien sin ganas.

-- ¿Entonces qué fue lo que hiciste? -- sin saber que decir dejó caer el peso sobre su cabeza agachándola por completo, tenía razón, si no jugaba ¿Qué hacía?

-- Simplemente quiero que me perdones, es un infierno no tenerte a mi lado, extraño tus besos... Te extraño a ti -- sin más la puerta se cerró dejándolo con la incertidumbre. No hubo más charla, ni siquiera llanto, lo único que había era un cruel silencio que lo hacía tener una sensación de asfixia.

-- Largo, ya tomé una decisión, me daré de baja y me iré a donde no puedas encontrarme ¡No se te ocurra buscarme! Esto no es un cuento de hadas, Lee. No tengas ni la más mínima pizca de fe en que te perdonaré, solo alejate de mi vida ¡Tú y ese engreído de Neji Hyūga! -- agitó sus manos desesperado ideando un plan, el amor de su vida se estaba yendo, estaba dejando ir a quien más amaba, todo por culpa de una estupidez.

-- Veré de que manera detenerte, no dejaré que te vayas Gaara, en serio te amo --.

-- Dejate de tonterías... Yo ya no te amo -- le había costado pronunciar cada palabra porque desde el fondo de su corazón aún sentía algo muy profundo por Lee. Sus pies y sus sentimientos le rogaban salir de la casa y abrazarlo, hundirse en su pecho como siempre lo hacía, aspirar su aroma para sentirse reconfortado... Hacer las cosas que ellos solían realizar cuando eran pareja. Justo cuando iba a tirar su orgullo para salir de la casa la voz suave pero quebradiza del pelinegro lo detuvo.

-- ¿Hablas en serio? ¿Has dejado de amarme? -- tras unos segundos para recuperar la cordura lo único que soltaron sus labios fue un "sí" seco, directo y para mala suerte de Lee, convincente. Era difícil creerlo, sonaba tan real que simplemente pudo sentir su corazón estrujarse dentro de su pecho y quedar sin ideas para convencerlo -- Me voy Gaara, no encuentro la manera de recibir una disculpa de tu par... --.

-- Como sea, solo vete -- sin esperanza arrastró sus pies casi involuntariamente con el sentimiento de vacío por haber perdido a quien más amaba, eso tenía que ser una pesadilla, una de la que ansiaba despertar pronto. Aún habían esperanzas, más oportunidades de hablar con el hermoso joven de cabello rojo.