Capítulo 6

1.7K 94 1
                                    

NARRA ATENEA

—Estem... Sí, fue Apolo —digo un poco nerviosa.

—¿Te parece si revisamos las cámaras de seguridad para confirmar?

De todas formas, algún día voy a morir.

—Está bien, si te digo que no, de igual forma vas a hacerlo, así que hazlo —hablo, esperando que mágicamente cambie de opinión.

—Estás en lo correcto, voy a hacerlo —dice con un tono de seguridad para irse.

—¿Ahora qué vas a hacer, Einstein? —dice Ares llevando a Apolo al cuarto.

—Me voy a dormir y me hago la muerta.

—¿En serio? —ríe—. Eso no te va a funcionar.

—Ya sé, estúpido.

—Bien, fea.

*Unos días después *

NARRA APOLO

Hoy decidimos con Atenea que iríamos a Starbucks así actualizábamos los chismes, ya que hace bastante no hablábamos. Luego de un rato llegamos y nos pusimos a platicar muy a gusto cuando de repente se escuchó un trueno y cuando nos percatamos todo el cielo estaba gris, se venía una muy buena tormenta de verano, Atenea y yo estábamos sin abrigos, sin celulares y habíamos venido caminando.
—¡Atenea corre que empezó a llover! —digo, tomándole la mano.

—¡Corre! —grita Atenea corriendo conmigo.

Unos diez minutos después, llegamos a casa. No estábamos tan lejos, pasa que con mi hermana a mitad de camino tuvimos que parar por qué nos moríamos.

Sí, definitivamente no tenemos condición física.

NARRA ARES

Estaba por comerme mi riquísimo pastel de chocolate aprovechando que no estaban mis hermanos, cuando de repente abren la puerta y en un abrir y cerrar de ojos los tenía todos mojados dentro de casa.

—¡Llegamos! —dice Nea un poco agitada.

—Ya era hora —añade Apolo.

—Oye, ¿qué estás comiendo?

—Mi pastel —digo dándole un mordisco.

—Yo quiero, ¡dame! —ordena esta.

—Es mío, ¡no te voy a dar! —hablo corriendo para encerrarme en la habitación.

—¡Tienes que compartir Ares! —dice ella persiguiéndome, pero corrí a la velocidad de la luz, y llegué antes, aproveché la oportunidad y le cerré la puerta en la cara.

NARRA ATENEA

—Oye, ábreme la puerta. No sé si recuerdas, pero estoy toda mojada.

—No te pienso abrir hasta que termine mi pastel —dice con un tono tranquilo, a lo que procedo a quitarle el cuarto, el baño y la ropa a Apolo.

—¡Atenea, ábreme la puerta! —grita Apolo.

—¡Cuanto termine de bañarme te abro! —le grito desde la ducha

—¿Por qué me estás quitando mi habitación?

—Porque Ares no me abre la puerta del mío.

—Yo lo resuelvo —indica, para luego irse.








~Corregido~

La hermana de los HidalgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora