Capítulo 41

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Seis meses después

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Mi relación con Luke ha ido creciendo en estos meses, todo este tiempo nos hemos visto en secreto con la ayuda de Apolo, sin él nada de esto sería posible.

En este tiempo, Luke y yo nos habíamos dado cuenta de algo: Estábamos enamorados. Pero aún está vigente el problema de las rivalidades existentes entre nuestras familias, por lo cual, tomamos una decisión.

12 de noviembre, mansión Hidalgo

Las cartas ya estaban escritas y mi móvil en la basura. Junto a Luke, quien me agrada anunciar, ya es mi novio, hemos planeado escaparnos del país. Falsificamos pasaportes, cambiamos de identidad, ahora tendremos una nueva vida.

Mis hermanos están enterados de esto y fueron de gran ayuda, obviamente no estuvieron de acuerdo, pero en cuanto les dije que podrían visitarme cuando quisieran y que les regalaría mi cuarto aceptaron sin pensárselo mucho.

Hoy sería el día en el que viajemos a Múnich, Alemania. Juntos.

Mis maletas estaban en el carro, le dije a papá que iría a unas cortas vacaciones junto con mis hermanos y él aceptó. No sería problema que ellos se queden, ya que él ni siquiera está en casa. Se había ido a París junto con mamá.

Tomé una bocanada de aire y salí por la puerta soltando algunas lágrimas en el camino, pero logré subir al auto junto a mi novio y él me dedico una sonrisa para luego poner mis canciones favoritas de Harry Stiles en el camino al aeropuerto.

Luego de hacer todas esas cosas tediosas que se hacen en el aeropuerto y esperar por unas horas, abordamos es avión y al cabo de doce horas después—porque Luke había comprado el vuelo más barato y se lo reprocharé el resto de su vida por que se me acalambro el culo—, habíamos llegado.

Desde ahí, pedimos un taxi y nos dirigimos a nuestra nueva y humilde morada. Una mansión que Luke había comprado, y por eso no habíamos podido pagar un vuelo decente.

—Es hermosa, ¿cierto cariño?

—Sí... —digo.

—Le decía al gato —aclara Luke y yo hago una mueca.

Había olvidado decir que trajimos a Minerva, no podría haberla dejada allí, aunque estuviera al cuidado de Apolo. Después de todo, era mi hija.

—Vete al carajo, Williams. Irás a comprarle el alimento tú si tanto la quieres.

—No seas así... Es nuestra hija.

—¿Nuestra? Discúlpame, pero ¿quién le limpia sus piedritas?

—¿Quién le compra la comida por qué la dueña dice que los de la veterinaria la miran mal?

—¿Quién le abre la ventana a la madrugada por qué estaba afuera y quiere entrar?

—¿De quién es la casa?

—Mía.

—Bueno, en realidad... —dice rascándose la nuca.

—¿Qué hiciste?

—La puse a nombre de los dos. ¡Sorpresa! —informa nervioso tomando a Minerva.

—Bueno, podría haber sido peor.

—Y nos case.

—¿Qué? —pregunto sin entender.

—Sí, tú y yo estamos casados. Bueno, nuestra identidad falsa que es mayor de edad.

—¿Van a creerse que somos mayores Luke?

—Oh, no, querida. Soy William y tú eres Afrodita.

—Serás estúpido... —digo poniendo una mano en mi frente en señal de frustración.

—¿Qué hice?

—William por Williams y Afrodita por Atenea —digo y él me da una mirada avergonzado—. No importa, ¿qué apellido tenemos?

—Müller.

—No está mal, ¿entramos a la casa?

—Claro.

Por dentro, ya estaba amueblada, las paredes eran color blanco y era demasiada espaciosa. Había una gran escalera que llevaba al otro piso, y una pequeña mesita junto a unos sillones y un gran televisor.

—¿Por qué el televisor es tan grande?

—Papá no me dejaba ponerlo en mi habitación y siempre me decía que cuando tuviera mi propia casa podría tenerlo.

—¿No crees que deberías de habérselo preguntado a tu esposa? —inquiero indignada?

—Esposa mía, ¿me dejas tener un televisor de ochenta y seis pulgadas?

—No.

—Bueno, no me vas a hacer sacarlo, ¿no?

—No, cariño. Tómalo como regalo de bodas.

Luego de esta pequeña conversación, fuimos a la cocina y así recorrimos toda la casa.

Conclusión de vida: Nunca dejes elegir a Luke el diseño de la casa.

Este se debe de haber gastado todo nuestro presupuesto en la casa, para que se den una idea, era algo así:


Voy a hablar con él luego

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Voy a hablar con él luego.

Continuara... 

La hermana de los HidalgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora