Capítulo 33

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Artemis... Espera, espera, espera. ¿Qué carajos hacía Artemis ahí?

En cuanto abrí la puerta, él se giro como niña del exorcista y me miro con una cara de persona no muy feliz, que digamos.

—Williams, ¿qué ha hecho ahora? —pregunta cansado el director.

—Copiar en un examen.

—¿De nuevo?

—Es que ayer me dio sueño y no me dio tiempo a estudiar.

—¿Y ella? —pregunta el director viéndome.

—Ella le ha pasado una respuesta.

—Eso es mentira—me defiendo.

—Pues no parecía, además, su compañero dijo lo contrarío.

—¿Y usted le va a creer a él? ¿a Luke Williams?

—Tiene sentido, pero yo recuerdo haberte visto hablando con él.

—¡Porque el me estaba pidiendo las cosas y yo le decía que no! —exclame claramente enfadada.

—Yo le creo—dice el director y el maestro lo mira con confusión.

—No es la primera vez que Luke ha hecho esto...

—Bueno, no hace falta enumerar mi prontuario.

—Llamare a su padre señor Williams. Esperen afuera, yo los llamaré cuando deban entrar.

Salimos de la oficina y cerramos la puerta.

—Reza porque no se haya dado cuenta de quien eres.

—Ya lo sabe desde hace mucho, nada más que a él no le interesa mi apellido.

—Ajá, no te creo.

—¿Por qué?

—Acabas de mentirle al profesor.

—Pff, eso no fue una mentira, fue cambiar los hechos.

—Que es muy diferente a mentir...

—Claro esta.

—Cállate.

Él se quedo callado por aproximadamente dos minutos y luego volvió a hablar.

—¿Crees que tu hermano quiera matarme?

—No lo sé. ¿Qué crees tú? —inquiero sarcásticamente.

—Pues no sé, por eso te pregunto.

—A veces no sé cómo pasaste del jardín de infantes.

—Papá le pago al maestro.

—Ahí esta la respuesta.

—Oye...

—¿Qué? —pregunto aún molesta.

—¿Te gusta el helado de menta granizada?

—Sí.

—Eres un monstruo.

—Monstruo tú, que te gusta el helado de fresa.

—Eres rara.

—Mira quien habla.

—¿Te gusta Måneskin?

—Sí.

—A mí también.

—¿Cuál es tu canción favorita?

—Coraline, ¿la tuya?

—Torna a casa.

En ese momento llego el padre de Luke y ingreso a la oficina del director, no sin antes darle una mala mirada, pero el lo ignoro completamente y continuó con su cuestionario.

—Interesante, ¿te gustan las canciones de Marina? —inquiere curioso.

—Las amo—aclaro.

—Igual yo. Mi favorita es Are yo satisfied. ¿La tuya?

—Lies.

—Muchachos, pueden pasar—habla el director abriendo la puerta de su oficina.

Entramos y ahí se encontraban el padre de Luke y Artemis en una competencia de miradas de desagrado.

—Debemos hablar de los estudiantes.

—Mire, si le soy sincero, ya no se que hacer con Luke.

—Vamos a darle la oportunidad de que valla a hablar con la consejera escolar.

—¿Qué? ¿esta llamando loco a mi hijo?

—Para nada, es solo que esto ya ha pasado mínimo tres veces, este mes.

—No voy a permitírselo.

—Señor Williams, es por el bien de su hijo.

—No le insista—dice Artemis—. Él es así, es un egoísta que solo piensa en él y su reputación.

¿A quién me recuerda? Sí, a él.

—Pues déjame decirte, que parece que tu hermana no es ninguna santa tampoco.

—Ella solo es una victima de tu hijo.

—Claro, ahora déjale toda la responsabilidad a mi hijo. Necesitas ir a un psicólogo.

—Toda tu familia es igual a ti, ósea que lo necesitan más que yo.

—¡Basta! Los que necesitan terapia son ustedes—ellos se quedaron perplejos por lo que había dicho el director—. Dejen a los chicos tranquilos, ellos no tienen la culpa de su rivalidad, y si me entero de que los separan o les hacen algo...

—¿Qué? ¿qué va a hacer un simple director? —lo desafía el señor Williams.

—Yo no voy a hacer nada, Marie sí.

—¿Qué? —ambos preguntaron.

—Como escucharon.

—Pero... ella está muerta—aclara Artemis.

—No, no lo está.

—¿Quién es Marie? —preguntamos confundidos nosotros.

—¿No les han dicho?

—No se atreva... —le advierte Artemis.

—Yo les contaré—nos dice él. 

La hermana de los HidalgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora