Habían pasado unos dos días y la verdad esto estaba muy cómodo, pero ya era hora de volver a casa. Sé que lo único que hice fue retrasar mi castigo, pero a esta altura ya no puedo cambiar lo que hice. Me dispuse a guardar las cosas que había traído en la bolsa para volver a casa, en el camino disfrutaba del sol, más bien de la última vez que saldría al sol.
Luego de quince minutos, había llegado. Entré, y al abrir la puerta, veo a toda mi familia reunida. Creo que elegí un mal momento para venir.
—¡Atenea!
—¡Ares!
—¿Dónde te habías metido mocosa? —dice ahora Artemis.
—Yo también te extrañé —expreso sarcásticamente.
—Te voy a matar —indica mi madre.
Espera... ¿Madre?
—¿Mamá? —digo confundida.
—Sí, Atenea Isabel Hidalgo, lamentablemente soy tu madre —dice casi gritando.
Gracias, madre. También te quiero.
—¡Sofía! —le reclama mi padre.
—¿Qué? Es la verdad. Ninguno de ellos fue deseado.
—Ven Sofía, hablaremos en privado —dice papá mientras la tomaba del brazo.
—Vamos a olvidar todo esto y vamos a fingir que nunca te fuiste ni hiciste lo que hiciste, volvamos a la normalidad. ¿Ok? —sugiere Artemis, intentando mantener la calma.
—Está bien —respondemos los tres al mismo tiempo.
Unas semanas después de todo lo que había ocurrido, básicamente para resumir, seguimos nuestra vida normal tal y como lo habíamos dicho. Artemis estaba casi todo el día trabajando, papá y mamá si se le puede llamar así, estaban en España, Ares seguía siendo el típico todas mías y Apolo... el pobre tiene un flechazo frustrado con Dani y ella no le da ni la hora.
Hoy decidí darle ánimos a mi hermanito con problemas amorosos, voy a prepararle un pícnic, a él le encantan, tal vez algún día encuentre a la persona indicada que le haga muchos.
Fui a la habitación de Ares a por su cartera, tomé todo su dinero y escape, él no se iba a enterar, ya que la noche anterior había ido a una fiesta y tomó mucho, por lo que estaba profundamente dormido.
Compré las cosas en la tienda y llegué a casa para preparar todo en el jardín junto a la piscina, ya que era nuestro lugar favorito de toda la casa. Pero mientras volvía con todas las bolsas, me encontré a Apolo recostado en el sofá viendo su teléfono, y en cuanto llegué, dirigió su mirada a mí, por lo que escondí las bolsas detrás de mi espalda.
—¿Qué tienes ahí, Ate? —pregunta sin despegar la vista de mí.
—Eh... Drogas—digo lo primero que se me ocurre, y salgo corriendo a mi habitación.
—¿Cómo que drogas Atenea? —dice golpeando la puerta de mi humilde morada.
—Sí, te las recomiendo.
Otra vez dije lo primero que pensé.
—¡Ares! Atenea se está drogando —grita mi hermano, y escucho pasos.
—¡Atenea! ¿Cómo que te estás drogando y no compartes? —grita desde afuera.
—¡Ares! —lo regaña Apolo.
—Déjala, ¿acaso nunca te drogaste? —pregunta lo más normal, estaba muy borracho todavía.
—No. Obvio que no, Ares —responde algo molesto.
—Atenea hazme el favor y sal, vamos a hablar y ya —continúa golpeando la puerta.
—Ya salgo —escondí las bolsas dentro del armario entre mi ropa y abrí la puerta.
—¿Dónde están? —pregunto Ares.
—¿Qué cosa? —hablo confundida.
—Los unicornios, te los llevaste dentro de la habitación, ¿cierto? — pregunta con seriedad.
—Dios mío, lo voy a grabar —digo emocionada, buscando mi teléfono.
—También te llevaste a los pandas ¿cierto? —me acusa serio.
—Sí, pero si vas a tu habitación y dejas de molestar te los llevo.
—Bueno. Pero que sea la última vez que me robas, eh—dice señalándome con el dedo.
—Claro, no voy a volver a robarte, estoy muy arrepentida —miento, conteniendo la risa.
—Ya... Bueno, me voy a dormir —sale de la habitación.
—Ahora sí, tú y yo vamos a hablar —dice Apolo cruzado de brazos.
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La hermana de los Hidalgo
FanfictionEsta es la historia de Atenea la hermana de Ares, Apolo y Artemis, los hermanos Hidalgo. Fanfic inspirado en A través de mi ventana de Ariana Godoy, todos los personajes son suyos excepto Atenea, Luke y tal vez algunos otros (No me acuerdo si hay ot...