Capítulo 9

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Narra Ares

Estaba acostado en mi cama, viendo por la ventana mientras pensaba en cómo resolver mis problemas, cuando de repente entra mi hermana a la habitación algo enojada.

—¡Ares Hidalgo! —dice gritando.

—¿Qué?

—¿Por qué tienes el wifi de la vecina?

—Por qué... le pedí la contraseña —digo ocultando algunas verdades.

—¿Y por qué no me la pasaste? —dice enojada.

—Porque no me caes bien —digo levantándome.

—¡DAME YA LA CONTRASEÑA! —dice ella.

—No.

—¡DÁMELA O VERÁS! –grita.

—Sí, de hecho, planeo ver el Netflix que tú no puedes ver por qué no tienes internet.

Esbozo una sonrisa.

—Se la voy a pedir a Apolo.

—Él no te la va a decir —digo confiado.

—¿Cuánto apostamos?

—Si yo gano, quiero que salgas a la calle con tu pijama de unicornio —digo divertido.

—Bien, pero si yo gano, quiero que tú salgas afuera y le grites a la vecina algo, cualquier cosa —dice Atenea.

—Acepto.

—Yo también —dice ella y nos estrechamos las manos como si hubiésemos sellado un trato.

Narra Atenea

Fui a buscar a Apolo y le pedí que me diera la contraseña y ¿qué fue lo que hizo? Exacto me dio la contraseña y gané el trato. Así que ahí estaba Ares parado afuera de la casa de Raquel, la vecina.

—Puedes empezar —digo riendo.

—Tú dijiste que puede ser solo una palabra.

—Sí, solo hazlo.

—Bien.

Suspira.

—¡Bruja! —grita este y se ve a Raquel mirar a Ares por la ventana a lo que él le dice.

—Perdona, le decía a mi hermana que no tiene claro aún que es una bruja —dice nervioso.

Yo veo la cara de Ares y me pongo a reír como loca, mientras me dirigía a casa y lo dejé mirándome con cara de odio afuera.

Narra Artemis

Escuchaba ruidos provenientes de afuera así que me dirijo a ver qué los producía y ahí veo al magnífico de Ares haciendo el ridículo.

—Ares ven adentro —digo enojado y veo su cara de preocupación, porque, aunque quería ocultarla, no se le daba del todo bien. Además, se veía que estaba nervioso.

—Ya voy —responde y entra a la casa al igual que yo.

—¿Qué estabas haciendo? Si es que se puede saber —digo lo último con ironía.

—Estaba... Haciendo cosas de inteligentes.

—Ares, si me dices puedo considerar que tú y Atenea dejen de trabajar —miento.

—Estaba afuera hablando con la vecina por qué Atenea me obligó —dice sin más.

—¡Atenea! —grito y baja.

—¿Qué quieres?

—¿Tú obligaste a Ares a hablar con la vecina?

—Sí.

—Ajá, ¿y por qué?

—Porque tenía ganas —dice viendo el celular de Apolo.

—Estás castigada.

—¿Ahora por qué?

—Tú sabes bien, que mamá y papá te dijeron que no tenías que arruinar su reputación mientras no estaban y si ellos se llegan a enterar te van a mandar a Inglaterra con el tío.

—Déjala que la manden —acota Ares.

—Si la mandan a ella, también van tú y Apolo.

Narra Atenea

—¿Sabes qué? Me voy a vivir con la abuela —digo harta.

—No te puedes ir a vivir con la abuela —dice Artemis.

—¿Qué me lo impide?

—El castigo que te puse.

—Ja-Ja-Ja —digo sarcásticamente.

—¿De qué te ríes?

—¿Piensas que te voy a hacer caso y no me voy a ir?

—Si no me haces caso le digo a mamá... —indica amenazándome.

—No te atreverías —lo desafío.

—Claro que sí...

Nosotros tenemos pésima relación con nuestra madre, y ella me amenazó con que, si hacía alguna otra cosa, me iba a llevar a mí y a mis hermanos, Ares y Apolo, a vivir con nuestro tío a Inglaterra.








~Corregido~

La hermana de los HidalgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora