𝟓. 𝐒𝐄𝐑𝐄𝐍𝐃𝐄𝐏𝐈𝐀

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Capítulo 5:

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Capítulo 5:




La puerta se abre con tal brusquedad que por poco tiro la taza de café al suelo, me levanto con rapidez por lo que casi me caigo de cara al piso y mi amiga aparece justo en la puerta.

Su rostro se ve mal, tiene el labio partido con sangre seca y un pómulo morado, también su ojo. Parece estar más de mal humor de lo habitual y cuando nuestras miradas se conectan, las dos ponemos mala cara.

— No... — Comienza.

— ¿Qué diablos te paso?

— Nada...

— ¿Nada?

— No te pongas en ese modo, Clarisse. Me rompe mucho las pelotas.

— Y a mí me rompe las pelotas que no uses la maldita cabeza.

Ambas empezamos a discutir en español, no es que sepa mucho del idioma, pero los insultos si me los conozco de memoria. En estos momentos quiero sacudirla por decir tantas pendejadas.

— ¡Podrían matarte!

— ¡Yo sé eso! – Parece no importarle, respira hondo y se frota el rostro molesta —. Estoy bien, Clarisse. Te he dicho muchas veces que no tienes que preocuparte por mí, soy experta en salir de situaciones de mierda.

— Pero eso no significa que no te lastimen.

— Gajes del oficio.

Me siento otra vez frente a la mesada y apoyo mis codos contra el mármol mientras mantengo la vista sobre mi amiga quien se acerca a uno de los cajones de la cocina buscando el agua oxigenada. Luego se va y pienso que se va a encerrar en su habitación, aunque ella vuelve entregándome el algodón y la botella. Entiendo el mensaje y el porqué no habla, sin embargo lo agarro poniendo el alcohol en el algodón y comenzando a curar sus heridas.

Ada comienza a relatarme que es lo que tuvo que hacer, lo que vivió estas horas en las que estuvo fuera de la casa. Todo lo que me dice es intenso y es la primera vez que va a esos lugares, no me imagino cuando la cosa se ponga más seria.

— Quizás deberías dejarlo... Podrías empezar de cero, las dos. Sin meternos en muchos problemas y que ya sabes, que no nos encuentre.

Se aparta una vez que termino de curarla y me observa con los ojos entrecerrados.

— Sabes que las cosas no son tan fáciles.

— Es un esfuerzo...

— ¡Es básicamente un vicio! – Se altera y la miro mal – No puedo dejarlo así como así, tan simple. Además...

Ramé (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora